Tomado de El Mundo (EFE)
En la ciudad de Santa Clara
'El Mejunje', 25 años abierto al transformismo en Cuba
Anett Ríos
Anett Ríos
Los travestis cubanos han celebrado con un espectáculo maratoniano, y lleno de "divas" españolas, los 25 años de 'El Mejunje', el centro cultural de la ciudad de Santa Clara y desde hace años meca del transformismo en la isla.
Unas 600 personas de todo el país acudieron este fin de semana a la cita con Lola Flores, Rocío Jurado y 'la Masiel', algunas de las protagonistas musicales de un show que ha sobrevivido a todas las censuras y ya ha visto pasar a más de una generación de transformistas.
Bandera arco iris en mano subieron al escenario Roxana Rojo y Laura Marlens, "glorias" con más de 40 años de edad, junto a un nuevo grupo de chicos que dan vida a las sofisticadas Omega, Ambar y Chantal, y que lo mismo se atreven con la música de Madonna, que con Gloria Trevi o la Quinta Estación.
Situado dentro de las ruinas de un antiguo hotel de Santa Clara, unos 300 kilómetros al este de La Habana, 'El Mejunje' abrió su escenario a los transformistas cubanos a principios de la década de los 90.
Todo comenzó con una simple fiesta de disfraces en honor al fallecido Freddy Mercury y de ahí arrancó el fenómeno artístico (que llegó a tener hasta un concurso Miss Travesti Santa Clara) y su silenciosa revolución social contra los prejuicios de la ciudad y de la isla.
Hoy los travestis lo consideran su "segunda casa" y el "único" lugar en el país donde pueden hacer su trabajo "con dignidad y respeto".
Hoy los travestis lo consideran su "segunda casa" y el "único" lugar en el país donde pueden hacer su trabajo "con dignidad y respeto".
"Nos dieron un espacio para sentirnos realizadas, y si no hubiera sido por este lugar estaríamos perdidas", dijo a Efe Lili Martín, estilista de profesión, cuyo repertorio incluye varios temas de Rocío Jurado.
Su verdadero nombre es Macdiel Hernández, sacó su seudónimo artístico de la película "Lili, la reina del crimen", y a los 15 años debutó en 'El Mejunje' tras varios intentos de "infiltrarse" en los espectáculos cuando aún era un niño.
"Con los años he perfeccionado mi imagen. En este lugar el público es muy exigente, te obligan a ser impecable y hay mucha competencia", explicó Lili, de 32 años.
La nueva generación de transformistas ha cargado las baterías del espectáculo con vestuarios más elegantes que barrocos, clásicos del pop como banda sonora, lentes de colores para embellecerse y un grupo de seguidores que llegan de cualquier parte de la isla y cada vez tienen menos edad.
En un país donde las autoridades han reconocido que ha habido un período de homofobia oficial y en el que los espectáculos de travestismo aún son semiclandestinos en muchos lugares, la existencia de 'El Mejunje', en una ciudad del interior, es para muchos un hecho "mágico". "Ha sido un lugar para realizarse personalmente, un acto de fe y un acto de entender a la gente. Pero nunca se ha propuesto ni se propondrá ser un lugar gay", explicó su creador y director, Ramón Silverio.
Según Silverio, que ha recibido en 'El Mejunje' a figuras como el ministro de Cultura, Abel Prieto, y el presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón, lo "más importante es el trabajo humano y social" realizado.
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