29 septiembre, 2013

Manolín Álvarez, un asturiano en Cuba

Su nombre es Manuel Álvarez y nació un 29 de septiembre, hace ahora 122 años -1891- en la aldea asturiana de Santiago de Ambás (Carreño). A este hombre se debe, en gran medida, la introducción y expansión de la radio en Cuba. A él y no otro la radio cubana le debe la pujanza y el ímpetu de haberse impuesto y conquistado el éter cuando no existía emisora alguna.



El asturiano Manolín en  su primera estación,
la 6EV en Céspedes 7, Caibarién, Villa Clara.



Jesús Díaz Loyola

Fotos: Archivo del autor


El Padre de la 
Radio en Cuba

SU nombre es Manuel, para Cuba Manolín Álvarez, mi amigo y gran consejero profesional, el maestro de la radio. Se cumplen 122 años de su natalacio, y me vuelvo a regocijar con su obra, porque la radio cubana, su radio, le debe mucho a este hombre extraordinario. 

Su paternidad sobre la radio fue ninguneada por mucho tiempo en la isla que lo acogió en 1905 y donde hizo gloria en las ondas. No fue hasta 1982, cuando ya ciego y sembrado en su vejez, el oficial Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) reivindicó en Álvarez el mérito de padre indiscutible de la radio.

En Céspedes, 7, donde tuvo su primera residencia cubana, el propio Manolín develó la tarja que por fin hizo justicia: “Desde este lugar trasmitió en 1917 Manolín Álvarez las primeras señales de radio de Cuba. Caibarién. Instituto Cubano de Radio y Televisión. 10 de Octubre de 1982”.

Ya nadie niega en Cuba que mil novecientos diecisiete fue el año de los grandes emprendimientos por la radio. Y ese año, y muchos otros, hay que agradecerlos a la figura de Manolín, que se fue a La Habana un día y no volvió nunca.

Un lustro faltaba para que su vida llegara al centenario: ¡el Siglo!, cuando Manuel Antonio Álvarez Álvarez (Santiago de Ambás, 1891- Caibarién, 1986),  quebró su vida en Caibarién, mi pueblo cubano junto al mar, adonde él llegó con 14 años y se sembró para siempre.

Yo no tenía veinte años cuando comenzaba mis andaduras por el periodismo, y tuve la suerte fortuita de conocer a Manolín, el maestro y padre de la radio cubana.

Hoy, como siempre hacíamos cada vez que lo visitaba en su casa de Caibarién, me vuelvo a sentar junto al amigo Manuel en los sillones de mimbre de su salón, siempre junto a Olimpia Casado Mena (La Habana, 1898-Caibarién, 1985) la cubana que le acompañó toda la vida, y que fue la primera operadora cubana de radio.

Al llegar a La Habana de 1905, Manolín vivió en Tiscornia la cruenta página de la leyenda negra de la inmigración en Cuba. Después, a lo largo del camino toreó el chantaje y las incomprensiones de petulantes cuando pretendió enseñar la radio como un invento humano, "lo mas humano que se ha hecho", me decía siempre. Manolín Álvarez pasó amarguras de todo tipo en el gran ruedo de la vida que le tocó.

En 1917 transmitió las primeras señales y en 1920 ya estaba en posesión de la primera estación de radiotelefonía de Cuba: la 6EV desde  Caibarién, a la que luego sucedieron la 6LO y la CMHD, sin contar los lugares adonde llegó su impronta de genuino forjador de las ondas.

Ahora lo voy a recordar  en sus años más vitales, porque  la muerte  no se lleva a un amigo, sino que lo guarda y lo retiene en sus años más adorables como los días en que él me contaba su historia y yo escuchaba a Manolín todo entusiasmado.
Caibarién
“El año 1920 será recordado
por las numerosas transmisiones
 de telefonía sin  hilos
que difundían informaciones
y programas de entretenimiento
 con el mismo espíritu
que tiene hoy la radiodifusión”.

Guillermo Marconi (BBC, 1944)


Verano de 1920


FRAGMENTO

Como empecé en la radio
                                               Manolín Álvarez.

...¡Era una voz humana! ¡Alguien hablaba!
¡Después leía! ¡Y hasta se escuchó una música!...

Llevábamos varios días sin pegar ojos en espera del momento que iba a poner a prueba todo el esfuerzo de varios años, cuando en el verano de mil novecientos veinte, en el número siete de la calle de Céspedes, en la ciudad portuaria de Caibarién, nació la radio en Cuba.
El tándem de radiofonistas lo formábamos un grupo de jóvenes, a quienes  nos movía una obsesiva pasión por comunicar. El equipo era sólido y agrupaba hombres claves en materia de tecnología, redacción y creación artística, nombres que después fueron figuras en la radio.
Lo primero que hicimos fue instalar una antena en un punto alto de la ciudad, y el mejor emplazamiento estaba en el Cuerpo local de Bomberos. En pocos días ya teníamos dispuesto un pedestal de cien pies de altura para trasladar la señal mediante ondas eléctricas al mayor radio de distancia posible.
Aquellos días, mi casa, que estaba próxima al puerto, era un centro permanente de operaciones radiofónicas por todo el caudal de equipos que había allí montado. Nada más entrar en ella resaltaba su sala inmensa, compartida en departamentos, donde estaba el grueso de los aparatos, y una mesa de transmisión.
Después de mi paso por el comercio y la navegación, ya yo estaba instalado en Céspedes. Mi casa era modesta con vistoso portal como muchas de las viviendas típicas que daban vida a la ciudad junto al mar; el suelo deslumbraba por los mosaicos estampados del tiempo español, y su altura favorecía la acústica.
Varias almas de Dios habían pasado ya sus vidas por la casa de Céspedes, pero el embrión de la radio estaba ahora allí para comenzar a ser testigo veraz de los momentos míticos de la radiodifusión en Cuba, las Antillas y el Caribe.
En dirección norte, resaltaba el puerto; más al centro atraían la imagen imponente de la institución Hispano-Cubana de Cultura y la Sociedad Liceo; y bordeando todo el litoral estaban los barrios de las familias más adineradas.
En las tardes de la Villa, el aire fresco agradecido de la bahía corría por entre la casa levantando las cortinas de puertas y ventanas.
El día del verano inaugural, una multitud improvisada comenzó a formarse en torno a la naciente estación radiodifusora, y en cuestión de dos o tres horas, la aglomeración de público abarrotaba todos los rincones de Céspedes. Podría decirse que todo Caibarién estaba volcado al acontecimiento: políticos, intelectuales, hombres, mujeres y niños. Todo el pueblo estaba allí.
En pleno vestíbulo de la casa-planta, todo el mundo mostraba elegancia: las mujeres hechas un encanto con sus vestidos largos, trajes a tono y sus peinados imponentes; los colegas del gremio, igualmente deslumbraban con sus portes. A media mañana, mi casa era un ajetreo entre la amplia concurrencia y el ruido de los aparatos que se alistaban.
Uno de los primeros  en llegar fue el Alcalde Municipal, el liberal Francisco Bolaños Santiago. Saludó y en gesto sólido exclamó: ¡Gracias Manolín! ¡Enhorabuena y bienvenida la radio al pueblo!
Además de Feliciano Reinoso, Bernardo G. de Santamarina y el doctor José Cabrera Saavedra, fueron también partícipes Lorenzo Martín y Miguel Baláis, y muchos otros, todos, hombres del pueblo convertidos después en artífices de las ondas desde sus cometidos cotidianos.
El tío Constantino, con quien comencé mis andaduras cubanas, tampoco faltó aquel día.
-¡Vuelves a ser Manuel Álvarez! –dijo nada más verme.
-¡Cuánto he tenido que pasar!
-Ya no soy el ayudante de La Covadonga ni el maquinista de la Casa López.
-¡Eres tú, Manuel, orgullo de los Álvarez de Ambás y de todo Carreño! Vas por buen camino.
-Toda mi elocuencia te la agradezco a ti.
En el fondo, Constantino manifestaba el placer de padre adoptivo al ver que un fruto de su sangre iniciaba una carrera que él y yo vaticinábamos como brillante. En ese instante lo sentí como mi padre. Su cuidada educación a lo largo de los años en que acabé de estirar el cuerpo, ahora nos premiaba a los dos.
Era un día excepcional de mi vida, en el que tampoco faltó el Vice Cónsul de España en Caibarién, Celestino Amat, quien se congratuló con el acontecimiento salido de las manos de un español.
Por primera vez llevábamos la palabra hablada a los hogares del pueblo. Todavía no la llamábamos 6EV, pero era mi primera emisora real, la primera en toda de Cuba.
Como la fachada miraba en dirección Este, el sol de levante delataba todo el esplendor de una jornada histórica.
En el crepúsculo de su vida, Manolín muestra el hórreo de plata que le obsequió el Ayuntamiento de Carreño, como recuerdo de su tierra asturiana que no volvió a hacer nunca.
Listos los equipos, pronuncié las primeras palabras frente a un armatoste de micrófono conectado a una vitrola.
Hola, hola, me escucháis bien por ahí…
Feliciano, que era como un edecán en aquellos comienzos, estaba situado en su casa de Maceo, a varias calles de Céspedes, pero los dos intentábamos comunicarnos mediante receptores muy rudimentarios.
Con aquel saludo, aquel ¡Hola! espontáneo, mi voz llegó clara y nítida. Comprobé varias veces para asegurarme el estado de los equipos, posiciones y ajustes. Y lancé entonces un mensaje más definido. Ofrecí los buenos días al aire y me identifiqué:
¡Manuel Álvarez, desde Caibarién, Cuba!
Lo volví a decir:
¡Manuel Álvarez, desde Caibarién, Cuba!
Risas y aplausos de todos los presentes y curiosos espontáneos daban crédito a lo que oían. La voz había llegado con total nitidez y así comenzábamos a vivir el esplendor de la radio de los veinte.
¡Ahora sí, señores! ¡Nació la radio!
Aquellas primeras palabras llegaron al espacio como arte de magia, desde mi propia casa. Los rostros impávidos acuñaban el hecho, pero ninguno allí dábamos crédito a lo que oíamos. Todos estábamos sorprendidos. Mi voz sonaba extraña y hasta tuve la sensación de una voz latosa, como suenan en las míticas placas shellac que entonces se escuchaban por los fonógrafos.
La radio se pasó el día repitiendo el mismo mensaje: “Esta es la estación de Manuel Álvarez, transmitiendo desde Caibarién, Cuba”. Y dije más: “Estamos en la banda de doscientos veinticinco metros con potencia de veinte watts. Esto es la radio, escúchennos…”.
Poco a poco, el estado emocional se fue generalizando por todo el pueblo a medida que los primeros radioescuchas de las ondas daban fe de lo que captaban las pocas radios de galena improvisadas por la ciudad. Entre la concurrencia en el escenario de la transmisión, los más sorprendidos eran las autoridades locales y representantes de la prensa y la cultura.
Una tormenta intermitente de los flashes de los fotógrafos, captaron el acontecimiento para la historia. Me fotografiaban junto a los aparatos y preguntaban el por qué de la radio. Todavía no caía en la cuenta del éxito que comenzaba a ser el invento de Marconi. Después, las crónicas daban crédito del interés público y social del invento.
La recepción en la casa-estación  la facilitaba un aparato radiorreceptor. Feliciano Reinoso, que además era activo hombre de prensa de la época, salió de su casa como un bólido, pero otros siguieron allí, pegados a su aparato durante todo aquel célebre día.
Al filo del mediodía, la sede de la estación era de una concurrencia total.
-¡Manuel!, ¡Manuel! –la voz de Reinoso retumbó por entre la multitud aglomerada en el portal.
            -¿Qué pasa? ¿Se oye? –le pregunté con asombro.
            -¡Se oye, y muy bien!
            -¿Qué dicen en la calle?
            -¡Que es un éxito, Manuel! ¡Un éxito! –acuñó.
            -¿Le escuchasteis bien?
            -Con total nitidez –aseguró.
De entre hombres y mujeres que no paraban de desfilar, se oía todo tipo de comentarios y las miradas se volvían cada vez más atónitas.
-Tu voz sonaba amable y sencilla –calificaba una madre mi timbre relamido cuando apenas contaba veintinueve años.
-¡Lo has conseguido, Manuel!
            Ese día exclamaron de todo: ¡Te felicito! ¡Es espléndido! ¡Espectacular! ¡A ver que dura!
            Tenía la sensación de estar viviendo la emoción de un campeón en un baño de multitudes.

            En medio del tumulto inagotable de gente, apareció entonces Bernardo G. Santamarina, quien desde su puesto de editor del El Comercio, era también voz reconocida en los periódicos. El Comercio atesoraba casi veinte años de vida desde que inició sus tiradas en mil novecientos dos; Santamarina comenzaba a ser un hombre entrado en años porque se veía encanecido y rechoncho.
-¿Y qué tal, Santamarina? ¿Cómo lo ha visto usted? –le pregunté con sorpresa.
-¡Es genial lo que se oye, una maravilla de invento...! –se deshizo en elogios.
-¿Acompañó el tiempo? –indagué.
-Sólo un poco de viento del norte al principio, pero después, todo fue más diáfano y la recepción de la señal muy clara. ¡Se oían hasta las moscas, Manuel!
-¡Jo’! no me digas –exclamé sorprendido.
Santamarina era un fumador empedernido. Ese día no dejaba de soltar bocanadas de humo, una tras otra, desde su inseparable cachimba y su bolsita de tabaco criollo. Las cosas que decía incentivaban mis ansias por la radio.
-¡Has encontrado la inmortalidad, Manuel!
Fue tanta la expectación, que hubo momentos en que todos soltábamos lo que teníamos en mano y levantábamos los brazos en señal de alegría. Unos a otros nos tendíamos las manos. Nos apretábamos los puños, saltábamos y expresábamos frases de satisfacción por el triunfo de las ondas: ¡Hurraaa! ¡Qué bien! ¡Lo conseguimos!
Los asistentes aclamaban el éxito alegrándose por lo que oían. Ni los más incrédulos evitaban en las calles sus elogios.
Los mensajes emitidos desde Caibarién volaron a la velocidad de la luz como lo hizo valer Marconi en su día. Tan perfectamente fue el lanzamiento de las primeras señales que no hubo interferencia alguna. Los veinte vatios de lo que comenzaba a ser la primera estación radiodifusora cubana, superaron la prueba y todas las expectativas.
En realidad, todos nos sobrecogimos ese día, los que emitíamos y los  que recibían la señal, pero cuando en las jornadas siguientes saltó la música sobre el espacio alternando con los mensajes de voz, todo fue tranquilidad y sosiego en el arte de escuchar.
El estado de euforia era descomunal, y sentí una sensación de júbilo que jamás había vivido. Fue el primer baño de multitud de mi vida. Hasta altas horas de la madrugada fuimos unos locos obsesionados por el hecho consumado de la radio. Todo el mundo estuvo de fiesta. El alboroto entre el espectáculo que ofrecían aquella casa y los cafés de los alrededores, era de celebración total.
La élite de la prensa local se congratulaba a sí misma, los amigos y todo un pueblo se echaron a la calle. Cenamos con champán, y hasta hubo música y baile. Todos estuvimos festejando en un ambiente enloquecido.
Santamarina estrechó su mano con la mía, y tal vez me abría ganado su crónica del día. Cuando daba en la diana nunca ocultaba su sonrisa de satisfacción como buen buscador de la noticia. En toda la ciudad y sus alrededores no hubo acontecimiento con tanto revuelo desde su fundación en mil ochocientos treinta y dos como la llegada del invento de las ondas.
Esa noche me acordé de muchas cosas, sobre todo de cómo lo habrían vivido mis padres, que al partir en mil novecientos cinco, me dijeron que llevaba predestinado un futuro de éxito. Me parecía escuchar a mi padre: Llegarás lejos, Manuel. Ahora de seguro era tan suyo este triunfo, que se lo ofrecía desde lo más profundo de mi alma. Me acordé de muchos ese día, de mi madre, que ya estaba con Dios, y de tanta gente que me ayudó en la vida.
Al anochecer y en las jornadas siguientes, los radiotelegrafistas de las embarcaciones que navegaban en las proximidades de la porción central de la Isla, en un radio de hasta cien millas náuticas que les retiraban hasta el Canal Viejo de Bahamas y el sur de Estados Unidos, dieron confirmación expresa de haber escuchado la señal de una radio desde Caibarién. En realidad, a los dos o tres días, ellos daban fe de lo escuchado: ¡Era una voz humana! ¡Alguien hablaba! ¡Después leía! ¡Y hasta se escuchó una música! En esos términos se expresaba una avalancha de mensajes recibidos después en Céspedes, siete. Esa noche dormí feliz.
Después de aquellos días, una programación experimental se dejó escuchar desde Caibarién en un amplio radio a la redonda por todas Las Antillas y el Caribe. Lo mismo se oía un paso doble, sonaba un vals y hasta los acordes de un danzón; a intervalos mi voz salía al aire dando las gracias y pidiendo que escribieran contando lo que oían desde Caibarién, Cuba:“Estamos en la banda de doscientos veinticinco metros con potencia de veinte watts. Esto es la radio, escúchennos…”.

Junto a estas líneas la mítica 6EV, la primera estación de radio telefonía cubana, salida de las manos de un asturiano de la emigración: Manuel Álvarez Álvarez, de Ambás, en Carreño (a la derecha)


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En mil novecientos noventa y uno, Manolín habría cumplido 100 años, ocasión en que el Ayuntamiento de Carreño le dedicó una placa en su memoria en la casa donde nació en Ambás, “como homenaje a uno de sus hijos más distinguidos y que llevó en su corazón y en las ondas, el título para él más amado de ser español y de su asturiana Ambás, en Carreño”.

24 septiembre, 2013

"PERPLEJIDADES" DE ESPERANZA AGUIRRE

La defensa de Ángel Carromero: Una bronca irracional frente al justo juicio, un manifiesto de sus pleitos obcecados contra Cuba—lo que más le gusta hacer a Aguirre—

Jesús Díaz Loyola
Periodista cubano 
residente en Madrid  

HE LEÍDO con detenimiento «Perplejidades» de Esperanza Aguirre, su artículo de ABC, en el que sale en defensa del exdirigente de Nuevas Generaciones Angel Carromero, autor confeso del accidente que el 22 de julio de 2012 causó la muerte de los disidentes cubanos Oswaldo Payá  y Harold Cepero.

La presidenta del Partido Popular de Madrid, salta a la palestra para encubrir un homicidio por conducción imprudente, de un autor con un amplío historial de infracciones de tráfico en España, y a quien le retiran ipso facto el carnet de conducir. Así y todo, Aguirre no ve justo el tercer grado penitenciario concedido a Carromero, sujeto a control telemático y desarrollando su vida profesional sin limitación alguna. Y quiere su indulto.

Carromero fue condenado a cuatro años en Cuba —de siete que se le imputaban— y tras ser trasladado a España, la Audiencia Nacional argumentó que los hechos objeto de condena en la isla «están penados en el ordenamiento español con análoga entidad».

En el expediente de indulto figuran las distintas sanciones de tráfico que tuvo Carromero en España, relacionadas con la seguridad vial y que conllevaron la pérdida de la autorización administrativa para conducir.

Los jueces son transparentes cuando alegan que esas conductas están «íntimamente relacionadas con los hechos objeto de condena». Y no le dan el indulto.

Aún así, Esperanza Aguirre sigue peleando y no deja de preguntarse «¿de qué tiene que arrepentirse Carromero?».

Una enjundia de incongruencias y juicios desaforados lastran el malogrado artículo.

Al margen de políticas y gobiernos, nada exculpa a Ángel Carromero de su responsabilidad vial en el accidente. Y eso es indefendible en cualquier parte. ¿O acaso algún accidente de tráfico puede quedar impune? Y todavía más aún en la autoría de un conductor sancionado y desposeído de toda legalidad ante el volante. A eso defiende Esperanza.

En su artículo perplejo, que es una bronca irracional frente al justo juicio y un manifiesto de sus pleitos obcecados contra Cuba—lo que más le gusta hacer a Aguirre— la dirigente del PP dispara como punta de lanza para revelar que «las autoridades cubanas le obligan a grabar un video en el que con voz temblorosa... y mirada perdida, Carromero se autoinculpa de haber cometido infracciones de tráfico». Ahora resulta que nada es verdad. 

Y no sería mejor preguntar ¿por qué Carromero No fue capaz de levantar su voz alta en Cuba antes que volverse a España? ¿Por qué no fue capaz de defender la verdad en sus manos e irse a la cárcel —si fuera necesario— antes que preconizar la propia campaña de su libertad? 

Si alguien ha evadido los cargos que tiene en entredicho una causa, es Ángel Carromero.

Una año después remueven la desgracia, y los horizontes políticos alrededor del homicidio huelen pestilentes y es un insulto irreverente a las víctimas irreparables de la muerte.

¿Qué pruebas hay ahora para revelar que nada es verdad y que ha sido forzada toda manifestación de autoinculpa, la que en definitiva asumió Carromero desde el primer momento?

Como si de disparos certeros se tratara, apunta Esperanza en sus letras con filo: «Hay que tener en cuenta que ese accidente ha tenido una especial repercusión en Cuba, pues Oswaldo Payá era uno de los disidentes más prestigiosos, si no el más, y todo el mundo (¿Cuba?) estaba convencido de que sería un hombre clave en el proceso de transición a la democracia...».

Desde mi óptica sobre la realidad cubana —y no descubro nada nuevo—, ni el accidente ha repercutido dentro de Cuba, porque sencillamente no se dice nada, y siempre ha sido un hecho ajeno al curso la vida nacional. 

En el último medio siglo —y eso lo sabe cualquiera—, la Cuba real de hoy no ha conocido de nombre alguno para  sucesión, y en absoluto se ha hablado de un país en transición. Decirlo  sí es harto perplejo.

«¿De qué tiene que arrepentirse Carromero?», se vuelve a preguntar Esperanza «¿De haber ido a Cuba a mostrar su apoyo y solidaridad a un heroico disidente que luchaba por la libertad...?»

¿Cuál fue el apoyo que llevó Carromero: 5000 euros que nadie ha justificado aún, o el acto sublime de subirse a un coche suicida, sin licencia autorizada y llevar hasta la muerte a dos cubanos inocentes?

«¿De qué tiene que arrepentirse Carromero?... ¿De haber tenido un accidente, que nadie ha investigado...?».

Esa justicia que hoy mismo ha rechazado admitir a trámite la querella de la familia de Payá contra Cuba lanzando por la borda toda evidencia de delito —y los habrá—, es la  misma  que  determinó que todas las conductas de Carromero 
—desde las infracciones con la seguridad vial hasta la pérdida de la autorización para conducir— están «íntimamente relacionadas con los hechos objeto de condena». Es la misma que considera que la investigación llevada a cabo por las autoridades cubanas fue correcta, y que la competencia de los tribunales españoles para investigar la muerte de Payá es improcedente.

Eso, ya de nada importa.
Entonces, ¿por qué te fuiste de Cuba Carromero? ¿Por qué te dejó ir el Partido Popular?

HE LEÍDO con detenimiento las "Perplejidades" de Esperanza Aguirre, en su columna de ABC. Dice ella: «la única forma eficaz de defender los intereses de los españoles y de la libertad frente a esas dictaduras es plantarles cara». Dice ella.

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Artículo completo de Esperanza Aguirre
http://www.abc.es/espana/20130916/abci-esperanza-aguirre-perplejidades-201309161330.html

Mis artículos sobre el caso de Ángel Carromero:
—•VENTURAS Y DESVENTURAS DE ANGEL CARROMERO:
EL REGRESO DEL CACHORRO

http://atriopress.blogspot.com.es/2013/02/venturas-y-desventuras-de-angel.html?m=1

—• ¿A DÓNDE VA A LLEGAR EL CARRO DE CARROMERO?

http://atriopress.blogspot.com.es/2013/01/a-donde-va-llegar-el-carro-de-carromero.html?m=1

—•Ángel Carromero regresa a España para completar su condena

http://atriopress.blogspot.com/2012/12/angel-carromero-regresa-espana-para.html?m=1

—• JUZGAN EN CUBA A ÁNGEL CARROMERO, EL CACHORRO DEL PP

http://atriopress.blogspot.com.es/2012/10/esta-semana-juzgan-en-cuba-al-cachorro.html?m=1

—• El viaje suicida de
Ángel Carromero

http://atriopress.blogspot.com.es/2012/08/cuba-un-mes-despues-de-la-muerte-de.html?m=1



18 septiembre, 2013

Un pilar del cine y ojo crítico de la realidad cubana

Adiós a Daniel Díaz, uno de los cubanos que más pasión dejó en el cine 

Daniel Díaz Torres, cineasta cubano.
Daniel Díaz Torres, cineasta cubano.














 Nos lega una vida consagrada al cine. El multipremiado cineasta cubano Daniel Díaz Torres, autor de la polémica película Alicia en el pueblo de Maravillas, ha fallecido en La Habana, a los 64 años de edad, víctima de un cáncer. 

El director de cine había comenzado su carrera como documentalista en 1975, y en 1984 debutó como realizador de un largometraje llamado Jíbaro. Pero fue en 1991 que saltó a la fama con Alicia en el pueblo de Maravillas, la obra que lo consagró, un retrato satírico de la Cuba real.

Ese proyecto fluyó de maravilla, gracias a un guión original de Eduardo del Llano. Raúl Pérez Ureta fue el director de la magistral fotografía que se reveló en Alicia... y el mundo de realidades que no se ha borrado en el día a día de los cubanos.

  • Una joven Thais Valdés, protagonizó magistralmente a Alicia, funcionaria de la cultura, encargada de apoyar el desarrollo del teatro en Maravillas, pero su proyecto fracasa cuando se da cuenta de las peculuaridades de las personas y cosas del pueblo donde le destinan. Basada en la novela Alicia en el País de las Maravillas, esta sátira fue prohibida en Cuba a la semana de estrenarse, por mostrar la pesadilla de la realidad cubana. 

    Aun así,  Alicia en el pueblo de Maravillas mereció el Premio del Comité de La Paz y Mención Especial del Interjury, en el Festival Internacional de Cine de Berlín, Alemania. 1991. También fue Mención Especial del Festival Internacional de Cine de Montevideo y Punta del Este, en Uruguay,1993.
Una de las últimas producciones de Daniel Díaz fue La película de Ana, un largometraje sobre la prostitución en Cuba, que rodó en 2012.

Con la muerte de Daniel Díaz, el cine latinoamericano ha perdido un fuerte puntal. 

El crítico Juan Antonio García Borrero ha comentado en su blog 'Cine cubano, la pupila Insomne': "Para mí se ha ido de este mundo uno de los cubanos que más pasión ponía a la hora de rodar, pero también a la hora de hablar sobre sus proyectos, y en sentido general, sobre el cine y la vida".

"Imposible no quedar marcado por su verbo dinámico, por su voz resonante, cuando nos enfrascábamos en cualquier tipo de conversación".

Díaz Torres nació el 31 de diciembre de 1948, y destacó también como realizador de casi un centenar de ediciones del Noticiero ICAIC latinoamericano, entre 1977 y 1981, pero su mayor notoriedad internacional ya quedará en los anales del cine con la sátira Alicia en el pueblo de 
Maravillas.

Los portales cubanos como CubaDebate, exaltan hoy su obra filmográfica que fue más "incesante en la segunda mitad de los años setenta: Libertad para Luis Corvalán (1975), Encuentro en Texas (1977), La casa de Mario (1978), Los dueños del río (1980), Madera(1980), Vaquero de montañas (1982) y Jíbaro (1982). En 1986 realiza el largometraje de ficción Otra mujer, una comedia retro (la acción ocurre en los años sesenta) con guión de Jesús Díaz y fotografía de Raúl Pérez Ureta, que lo acompañará en varias de sus posteriores y más famosas películas. En 1995 concluye el mediometraje Quiéreme y verás, que continúa su sátira de los géneros convencionales (el policiaco, el melodrama, el cine de espías), la colaboración con Raúl Pérez Ureta, y entrega un brillante desempeño de Reinaldo Miravalles, uno de los mejores actores del cine cubano".

A lo largo de su vida, Daniel Díaz obtuvo premios y menciones en festivales internacionales, y era miembro del Comité de Cineastas de América Latina y miembro fundador del Consejo Superior de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano.



11 septiembre, 2013

11—S: DOCE AÑOS DESPUÉS

¿Cuál fue la verdadera causa del derrumbe de las Torres gemelas (WTC)?

Torres gemelas (WTC)
Introducción

Consideremos de inicio el hecho de que grandes cantidades de metal fundido fueron observadas en las bases de los tres edificios (Torres Gemelas y WTC7), entre la gran acumulación de escombros. Este vídeo proporciona testimonio visual en relación a este metal en la Zona Cero:


video

La fotografía siguiente, realizada por Frank Silecchia, muestra un fragmento de metal caliente mientras es retirado de la montaña de escombros de la Torre Norte el 27 de setiembre de 2001. Obsérvese el color del extremo inferior del metal extraído, que indica la temperatura aproximada del metal y proporciona cierta información sobre su composición, como se verá más adelante.

Torres gemelas (WTC)En segundo lugar, les invito a considerar como objeto de debate el derrumbamiento del edificio de 47 plantas WTC7, contra el que no colisionó ningún avión. Así era el edificio hasta la mañana del 11 de setiembre de 2001:

Torres gemelas (WTC)
WTC7: Edificio de 47 plantas con armazón de acero

Torres gemelas (WTC)El edificio WTC7 en la tarde del 11 de setiembre de 2001. El WTC7 es el rascacielos que se observa a lo lejos a la derecha de la imagen, visto desde la zona de la WTC Plaza.

Torres gemelas (WTC)
El WTC7 se derrumbó por completo sobre su propia base.

Una vez vistas imágenes estáticas, es importante para la discusión la observación de filmaciones del derrumbamiento del edificio:http://911research.wtc7.net/talks/wtc/videos.html. Visione los tres vídeos disponibles al inicio de esta página web para ver el derrumbamiento del edificio WTC7. Es útil, aunque no esencial, oír el sonido.

A continuación considere un enfoque más cercano del mismo edificio, esquina suroeste, cuando se produce la firme caída de esta arista del edificio hasta el suelo.
http://st12.startlogic.com/~xenonpup/Flashes/squibs_along_southwest_corner.htm

¿Qué se observa en estas imágenes?

Simetría: ¿se desplomó el edificio de modo vertical y cuasi-simétrico, o bien perdiendo el equilibrio de modo irregular?

Velocidad: ¿Cuánto tiempo duró la caída del ángulo noroeste del techo del edificio? (Mis estudiantes y yo medimos 6,5 +/- 0,2 segundos).

Emisión de humo y escombros: ¿Observaron que el edificio emite pequeñas explosiones horizontales de humo y escombros? Préstese atención a la secuencia y rápida sucesión de las explosiones laterales observadas.

Nótese que a lo largo del artículo se hace referencia a numerosas páginas web debido a la importancia de visionar imágenes animadas, reforzando así las consideraciones sobre las leyes del movimiento y de la física en general. Fotografías de alta calidad en que se aprecian detalles de los derrumbamientos de los tres edificios se encuentran disponibles en libros (Hufschmid, 2002; Paul and Hoffman, 2004), revistas (Hoffman, 2005; Baker, 2005) y enhttp://911research.wtc7.net/wtc/evidence/photos/collapses.html

Basándome en evidencias fotográficas y audiovisuales y el análisis de datos relacionados con las mismas, proporcionaré trece razones para rechazar la hipótesis oficial, según la cual el incendio y los daños resultantes de los impactos causaron el derrumbamiento de las Torres Gemelas y del WTC7, en favor de la hipótesis de la demolición controlada. El objetivo es impulsar una inspección más detallada de los informes oficiales encargados por el Gobierno y una investigación seria sobre la hipótesis del derribo provocado. Lógicamente, ningún razonamiento presentado para rechazar mi argumentación será completo si no es capaz de inactivar cada uno de los trece puntos que en la versión en linea se mencionan. 

https://lh4.googleusercontent.com/-moPf8fMsnzg/Th4AfQssmzI/AAAAAAAAXC8/cZJe_WUwJ1U/3246717386_7e2566b75c_o.gif

08 septiembre, 2013

¿Qué pasaría después de un ataque de Estados Unidos a Siria?

LA GUERRA SOBRE EL TAPETE


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Fuente: CNN
Mientras Estados Unidos sopesa la posibilidad de llevar a cabo ataques militares contra Siria en respuesta al supuesto ataque con armas químicas, tiene que considerar una cuestión crítica: ¿qué pasará después?
Un amplio sector de expertos en la región coinciden: un ataque con misiles podría empeorar la guerra en Siria y provocar una variedad de problemas nuevos.
“El asunto clave no es la táctica de los ataques, sino la estrategia posterior”, dice Anthony Cordesman, exfuncionario del Departamento de Defensa que ahora trabaja para el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
La mayoría de los expertos cree que el blanco del ataque sería el arsenal del régimen sirio, no los sitios en los que se sospecha que se almacenan las armas químicas. Esta última sería la “peor opción posible” y podría esparcir las sustancias químicas al viento, señala Hamish de Bretton-Gordon, excomandante del regimiento de defensa química de las fuerzas armadas británicas.
Las autoridades estadounidenses dijeron que entre las posibilidades a discusión estaban los ataques contra los refugios del comando, contra los aeródromos o las baterías de artillería y lanzacohetes que se usaron para disparar los proyectiles químicos. CNN pidió a sus analistas que explicaran qué podría ocurrir después de un ataque.
¿Se envalentonarán al Qaeda y los extremistas?
“Un ataque limitado acabaría con la moral de las fuerzas del régimen y provocaría deserciones y escisiones”, dice Jeffrey White, del Instituto Washington para las Políticas del Cercano Oriente.
Los analistas dicen que la oposición se envalentonará, incluido el Frente Al Nusra de al Qaeda. “Si la oposición gana, al Qaeda ganará el poder”, dijo  Michael Rubin, exfuncionario del Pentágono que ahora trabaja para el Instituto American Enterprise.
“Existe el riesgo real de que el desestabilizar el régimen de al Asad active a los yihadistas y a los grupos rebeldes afiliados a al Qaeda”, coincide Erica Borghard, autora del análisis de políticas titulado Arms and Influence in Syria: The Pitfalls of Greater U.S. Involvement (Las armas y la influencia en Siria: los riesgos de una mayor intervención de Estados Unidos).
¿Intensificación de los ataques?
Muchos analistas creen que un ataque de Estados Unidos tendría como principal objetivo dejar claro que el uso de armas químicas en la guerra civil siria es inaceptable y que el presidente Obama hablaba en serio cuando estableció una “línea roja” en el conflicto.
Es improbable que el ataque dañe gravemente a al Asad, dicen los analistas. Sin embargo, un ataque limitado conlleva riesgos. “Podría ser peor que no hacer nada”, dice Christopher Harmer, analista naval del Instituto para el Estudio de la Guerra. Daría a entender a al Asad que “tiene una inmunidad relativa ante nosotros, que puede seguir haciendo lo que quiera excepto atacar a los civiles con armas químicas”, dijo Harmer en entrevista con CNN.
Otros analistas temen que al Asad responda con nuevos ataques con armas químicas. “Dañar a su fuerza aérea y a sus instalaciones militares conocidas podría obligarlo a considerar las opciones más extremas para la supervivencia del régimen”, incluido el uso de armas químicas para sofocar las rebeliones, dice Ed Husain, del Consejo de Relaciones Exteriores de EU.
En el conflicto sirio han muerto más de 100,000 personas, la gran mayoría a causa de las armas convencionales, según las Naciones Unidas. Los oficiales de los rebeldes han dicho que en un ataque reciente con armas químicas murieron 1,300 personas.
Estados Unidos insiste en que el régimen sirio estuvo detrás del ataque, pero “no hay una certeza absoluta”, señala Husain en una columna de opinión de CNN. El gobierno insiste en que no ha usado armas químicas y culpa a los rebeldes.
¿Represalias contra Israel?
No es probable que Siria ataque los intereses de EU, según los analistas. “Podrían tratar de derribar a los bombarderos estadounidenses, si es que se usan, pero tienen pocas oportunidades contra los misiles de largo alcance”, dice Benjamin Friedman del Instituto Cato. “Las fuerzas del régimen están atadas frente a los rebeldes y carecen de una fuerza aérea o de misiles confiables para atacar cualquier objetivo estadounidense de importancia”.
Si Siria se las arreglara para atacar un objetivo estadounidense, “solo provocaría que la opinión en Estados Unidos se inclinara a la guerra e invitaría a una mayor intervención militar estadounidense”, que es lo último que quiere el régimen sirio. “Para Siria es más fácil atacar a Israel, pero las represalias de Israel traerían consecuencias graves similares”, dice Friedman.
“El peor escenario es que al Asad responda con el lanzamiento de armas químicas contra Israel u otro vecino”, dice Rubin, del Instituto American Enterprise. “Después de todo, si no ha titubeado al arrojar gases contra los siros mientras duermen, ¿por qué habría de preocuparle el matar a turcos, jordanos o libaneses?”
Las ramificaciones internacionales
Un ataque con misiles contra Siria podría generar más violencia en otras partes de Medio Oriente y en todo el mundo, dice Firas Abi Ali, director de Riesgos por País y Pronósticos para Medio Oriente y África de la firma IHS.
En Líbano, es más probable que los simpatizantes de Hezbolá ataquen a los sunitas “porque crece la impresión de que las comunidades sunitas están apoyando los ataques de Occidente e Israel en contra de Hezbolá y Siria”, dice. En varios países de Medio Oriente, podrían surgir protestas y algunas podrían ser violentas. En Jordania, Siria “tal vez patrocine a grupos” para atacar centros comerciales, hoteles y objetivos del gobierno, explica Abi Ali.
Habría un “alto riesgo” de ataques patrocinados por Irán en contra de los intereses occidentales en todo el mundo, desde India hasta Tailandia o Brasil, dice Abi Ali. También es probable que Rusia tome medidas contra empresas en Estados Unidos y otros países, agrega.
¿Siria se convertirá en la ‘Guerra de Obama’?
A ojos del mundo, las repercusiones para Estados Unidos podrían ser tremendas, dicen los analistas. “Al intervenir, podría demostrarse que Siria es la guerra de Obama y que se legará al nuevo presidente en 2016. Es inevitable que haya víctimas civiles. Las imágenes que veremos en nuestras pantallas no serán de sirios usando armas químicas para matarse entre sí, sino de bombas estadounidenses provocando carnicerías y masacres en otro país musulmán”, dice Husain, del Consejo de Relaciones Exteriores.
Habría “acusaciones fundadas e infundadas de daños colaterales y de muertes de civiles” y en la ONU, Siria acusaría a Estados Unidos de “agresión ilegal”, agrega Cordesman, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
“Los puntos de vista y las afirmaciones de victoria no podrán evitar estos problemas. Nada puede evitar que los críticos hagan referencia válidamente a cada error que Estados Unidos ha cometido en sus intervenciones anteriores en la región y en el mundo”.
“Lo preocupante aquí es que Estados Unidos podría quedar envuelto aún más profundamente en Siria”, dice Borghard. Sin embargo, “no hacer nada no es la respuesta”, dice Cordesman. “Simplemente esperar y permitir que Siria se divida violentamente por la vía armada amenazará a todos los intereses de Estados Unidos en la región”.
Al menos debería haber una nueva misión humanitaria internacional, debería aumentar el apoyo a las facciones moderadas de la oposición. Al examinar las posibles repercusiones de un ataque con misiles, Rubin, del Instituto American Enterprise, dice: “No hay un escenario en el que la violencia termine y la situación mejore. El momento de aplicar una medicina preventiva pasó hace dos años”.
“Cuando una facción gane finalmente, Estados Unidos tendrá que concebir una estrategia para abordar toda una serie de problemas nuevos que traerá consigo esa victoria”, dice. “Llamemos a esta etapa en la que nos encontramos la Fase I de la guerra civil de Siria. Aún no hemos visto las Fases II y III, pero llegarán”.

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