31 marzo, 2016

MANOLÍN ÁLVAREZ: UNA HISTORIA DE MÁS DE 100 AÑOS

El colega Jorge José Rodríguez Borges, me ha enviado desde Estados Unidos, estas palabras para saludar también los ocho años de mi blog y los casi 35 consagrados a la pasión en que juntos hemos crecido desde que allá por los 80, en Villa Clara, Cuba, comenzáramos a emprendernos en el arte de escribir crónicas y noticias. Este es un artículo perfecto que abrió la noche de presentación de «Crónicas del Caribe» en Books and Books, Coral Gables de Miami, el pasado 22 de enero. «Crónicas del Caribe», la historia del asturiano Manuel Álvarez que emigró a Cuba y se erigió en fundador de la radio, este 30 de marzo recobra actualidad al cumplirse 30 años de su muerte en Caibarién, el pueblo cubano al borde del Caribe, donde"MANOLÍN" se sembró para siempre.
Gracias, Jorge.
Gloria al maestro de la radio!!
Jorge José al centro, y a su lado los hijos de Álvarez: Manolo y Nelson

«Hoy Loyola está aquí con nosotros, en Miami, la tierra adoptiva de buena parte de la familia de Manolín, para permitirnos vivir el punto culminante de una larga historia de poco más de 110 años... Nos presenta el tan currado libro y con los brazos en alto nos dice a sus colegas, a sus amigos, a sus familiares, a los familiares de Manolín y a Manolín mismo "lo he logrado, lo hemos logrado, Maestro.»

Una larga historia de poco más de 110 años
Manuel Álvarez Jr.  y Jorge José, portando el libro.

Jorge José Rodríguez Borges
jjr@borgesconsulting.us

Hoy (el 22 de Enero del año 2016), aquí en esta librería de Coral Gables, una señora muy antigua, pero siempre muy actual, va vestida de fiesta y hasta haciendo guiños a los protagonistas principales de este encuentro, esta señora es la Señora Historia. 
Ella, que a veces es escurridiza, huraña, despistada y hasta injusta, hoy nos abre sus brazos para permitirnos participar del que considero es el punto culminante de una larga historia de poco más de 110 años.
El autor Jesús Díaz Loyola, en los años 80 en una de sus sesiones de entrevistas con "Manolín".

Todo comenzó cuando su principal protagonista, siendo todavía un adolescente,  llegó en el año 1905, procedente de Carreño,  Asturias, al norte de España, a un poblado pesquero nombrado Caibarién, en el Norte de Cuba.

Cuba, una isla hermosa y sacrificada en la cual aquel adolescente, llamado Manuel Álvarez y conocido como "Manolín", fundó una aguerrida y querida familia y donde con el pasar de los años muchos de los que estamos aquí, comenzando por el querido y respetado amigo Manuel Álvarez Jr., "Manolo", además del primer llanto, también dimos el primer grito por la libertad y soñamos con el apóstol José Martí que la primera ley de la República fuera el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.

Pero, además de fundar familia, aquel adolescente asturiano, que ya comenzaba a ser cubano, trabajó duro y con pasión. Y lo hizo con tanta pasión, con tanto empuje, con tantas ganas que para el justo momento en que otro adolescente, llamado Jesús Díaz Loyola, entrara a formar parte de la segunda parte de esta historia de poco más de 110 años, ya Manolín Álvarez era una leyenda en el ámbito de la radioafición en el planeta.

Hacer contacto en los años 80 con la emisora de radioficionado de Manolin, quien transmitía desde Caibarien, era un deseo y un orgullo para todo el que operaba una planta de radioaficionado alrededor del mundo, incluyendo sus propios colegas de la isla.

El orgullo y deseo era mayor, sobre todo si esos colegas eran adolescentes recién llegados a la radioafición, como lo era en aquel momento mi hermano menor, por medio de quien oí hablar por primera vez de Manolín y por medio de quien conocí años después aquí en Miami a Manolo y su familia.

Con total nitidez recuerdo que dos radioaficioandos ilustres eran muy deseados poder contactar en aquel Facebook de la época pre-internet llamado radioafición: uno era el entonces Rey de España, Juan Carlos, y otro era Manolín Álvarez, quien además del radioficionado de más edad activo en el mundo, era también, sin dudas, el rey de las ondas.

Y ese rey de la radio, que ya había dejado de ser un adolescente para ser todo un patriarca, tuvo un buen día sentado frente a él a otro adolescente. Un adolescente que más que estar atraído por el cómo fabricar aquellos aparatos llamados radios, estaba fascinado por la posibilidad que esos complejos ingenios técnicos de válvulas, resistencias, transistores, cables, antenas, micrófonos y bocinas daban para comunicarse con otras personas en la distancia.

Desde aquellos primeros momentos de exposición al mágico mundo de la radio, Loyola tuvo bien claro que lo de él no era fabricar radios, sino “hacer radio”, es decir hablar por la radio, reportar por la radio. Es así como a mediados de los 80 en la emisora CMHW de Villa Clara comienza a oírse una voz que terminaba sus reportes diciendo: “Desde Caibarién, la Villa Blanca, reportó para ustedes Jesús Díaz Loyola.”

Con sus reportes de prensa desde Caibarién, Loyola sentaba las bases de lo que fuera su carrera de periodista inquisitivo, audaz y atrevido, mientras que con sus conversaciones con Manolín fue acumulando un extenso y valioso material sonoro, gráfico y escrito, que lo convertiría en protagonista de la segunda parte de esta historia de poco más de 110 años, cuyo punto culminante estamos viviendo aquí esta noche.

Fue necesario que pasaran más de 20 años para que Loyola pudiera levantar los brazos como lo hizo hace unos meses al llegar a la tierra natal de Manolín, Asturias, para presentar por primera vez su libro y para que lo haga hoy entre nosotros, como símbolo de triunfo profesional, personal y ético.


Es la victoria por la obra de toda una vida que comenzó siendo un adolescente en su natal Caibarién como corresponsal de prensa y oyendo las extraordinarias historias de quien finalmente por la perseverancia de Loyola como periodista e investigador tuvo que ser reconocido como el Pionero de la radio en Cuba: el asturiano Manolín Álvarez.

Cuantas historias no le contó Manolín a Loyola y cuantas crónicas, entrevistas y reportajes no nos regaló Loyola en la prensa radial y escrita de la Cuba de los 80 y 90 para ilustrarnos del ingenio, la perseverancia, la humildad y el optimismo de Manolín, quien siendo ya un anciano contaba sus aventuras y travesuras en el mundo de la radio con total lucidez.

Loyola, poco a poco, y sin quererlo, se convirtió en el biógrafo de Manolín y llegado el momento, su defensor al demostrar en su tesis de periodismo que el verdadero pionero de la radio en Cuba y América Latina era un noble asturiano que desde su natal Asturias había recalado en Caibarién, donde en los primeros años del siglo 20 fundó familia y también las primeras bases de la radio en Cuba. 

Sin embargo antes de que Loyola hablara, el oficialismo y la oficialidad imperante no reconocían a Manolín en su indiscutible lugar de pionero de la radio en Cuba. Algo que sabe su familia en el exilio, pero en particular su hijo Manolo, quien deseaba que se hiciera reconocer como era debido, pero ya sabemos… a veces la Señora Historia es escurridiza, huraña, despistada y hasta injusta.

Luego de la sustentada tesis de Loyola, la historia tuvo que comenzar a ser otra, aunque a regañadientes los oficialistas la aceptaron. Faltaba entonces el libro que plasmara en blanco y negro esta fabulosa historia de Manolín Álvarez. Desde mediados de los años 90, Loyola comenzó su vía crucis primero en la isla y luego desde España para que naciera el libro donde pudiéramos leer la historia de Manolin.

Cuantos portazos en la cara no recibió Loyola. Cuantos NO escuchó en estos años Loyola. Parecía que no había tinta ni papel en este mundo para publicar la historia de Manolín, la historia del pionero de la radio en Cuba. Pero Loyola tenía el compromiso ético con Manolín, con sus herederos, (entre ellos y sobre todo con el querido y admirado amigo Manolo Álvarez) y consigo mismo y con la historia de la radiodifusión en Cuba de que la vida de Manolín quedara en las páginas de un libro.

Y así ha sido, luego de más de 20 años, pero ha sido.
El autor junto a la familia Álvarez de Miami, durante la presentación de su libro en Coral Gables.
Hoy Loyola está aquí con nosotros, en Miami, la tierra adoptiva de buena parte de la familia de Manolín para permitirnos vivir el punto culminante de una larga historia de poco más de 110 años, que es hoy cuando junto a familiares de Manolín, entre ellos sus herederos directos, nos presenta el tan currado libro y con los brazos en alto nos dice a sus colegas, a sus amigos, a sus familiares, a los familiares de Manolín y a Manolín mismo "lo he logrado, lo hemos logrado, Maestro".

Palabras que hacen que ahora mismo en las ondas hertzianas de este mundo comiencen a repicar llaves de telegrafía y voces de radioaficionados que repiten al unísono CQ, CQ, CQ DX, que es la clave para pedir contacto con otros colegas en la distancia. En este caso una distancia que alcanza más allá de las fronteras de este mundo y comenzar una tertulia en la cual, sin lugar a dudas, podremos sentir la presencia de Manolin y cuyo tema a desarrollar por el amigo y colega Jesús Díaz Loyola es:

"Manolin Alvarez, asturiano de nacimiento y cubano y caibarienense por adopción (el pionero de la radio en Cuba y radioaficionado de clase mundial) tiene erigido un monumento justo e imperecedero en el libro de Jesús Díaz Loyola".
El encuentro de dos colegas y un sueño realizado.

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En la antigua Roma, atrio era un espacio abierto en sus míticas casas cercado de pórticos y destinado a reuniones familiares y a los huéspedes. En las iglesias romanas, atrio se describía en un patio amplio que miraba al exterior. Atrio son los extensos corredores al aire libre que se disipan a la majestuosidad de muchos templos y palacios en la fisonomía de las grandes ciudades de este mundo.

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