Lo más granado del arte naïf
de la mano de Antonio Granados
El pintor y ensayista publica una antología que reune lo más selecto de la pintura naïf española y de otras tierras.
Está entre ellos, la entrañable zamorana Isabel Martínez Ferrero, que junto a Granados son como un pilar de un movimiento que hoy se valoriza.
Jesús Díaz Loyola (ATP)
de la mano de Antonio Granados
El pintor y ensayista publica una antología que reune lo más selecto de la pintura naïf española y de otras tierras.
Está entre ellos, la entrañable zamorana Isabel Martínez Ferrero, que junto a Granados son como un pilar de un movimiento que hoy se valoriza.
Jesús Díaz Loyola (ATP)
Antonio Granados Valdés (Nerva, Huelva, 1917) ha desandado por la vida de los pintores naïf, que tal vez parecieran seres inexistentes. Granados ha tenido la paciente labor de estudiarlos, analizarlos y agruparlos en una magnífica antología, que lejos del encanto de su esencia, nos regala un gran legado y salda una deuda con el fascinante mundo de los pintores naïf en España y el mundo.
Fui a la presentación del magnífico ensayo “ Sobre el arte naïf”, una antología de la que no se escapa nadie. Allí se inmortalizan nombres conocidos y no conocidos. Pero, sobre todo, gentes de bien, que desde el pincel surrealista alegran la vida. Estaban Amparo Martí, el alma generacional de los pintores naïf, Manuel Gómez Arce, Menchu García Rendueles, María del Carmen Corcelles Castro, Carmen Vivó y tantos otros, pero sobre todo, estaba Isabel Martínez Ferrero, quien ha tenido la culpa de que yo sea hoy un obsesionado del arte naïf. Todas ellas, sin distinción, pintan el universo mundo que les rodea, a sus maneras y a sus formas, como nadie sabe hacerlo igual.
La compilación de perfiles sobre los expositores de la pintura primitiva que nos presenta Granados, incluye crónicas, que si bien no abarcan todo el quehacer de una vida, en gran medida se acercan al universo mundo de la pasión por pintar que les venía predestinada a cada uno de sus protagonistas desde el día en que nacieron.
La larga carrera intelectual de Granados se mueve entre España y Sudamérica. Durante más de veinte años fue profesor y director de extensión cultural en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela. “Mi vida en Caracas”, es un valioso documento testimonial de sus andaduras en tierras mestizas. Entre la amplia lista de obras publicadas por Antonio, sobresalen también “Artistas de América” y “La aventura de la línea”, todas, en cierto modo, descifran un acercamiento a su vida que va íntimamente ligada al arte naïf.
Al presentar este marzo en la galería Orfila de Madrid, su obra“Sobre el arte naïf”, el propio escritor matizaba sobre ese universo mundo, que de alguna manera ha marcado la vida de tantos apasionados por el arte primitivo: “Son seres que poseen valores innatos que les llevan a expresar por medio de la pintura todo lo que les conmueve a su paso por la vida”.
Paso a paso, golpe a golpe, Granados fue transitando todo un camino, en el que se nutrió y asimiló la gran deuda que entrañaba con los pintores naïf españoles reunirlos en un testimonio histórico que es ahora su libro “Sobre el arte naïf”.
Arturo del Villar, Tomás Paredes, Amparo Martí y Antonio Leiva, colegas y amigos, pero sobre todo, sus mejores críticos, desde la obra de Granados definieron los valores que identifican a cualquiera de los personajes de su libro: “La honestidad que demuestran, la intensidad de lo que conocen y, sobre todo, la sencillez, caracterizan a cualquiera de los exponentes de la pintura naïf española en la obra de Granados”.
En opinión de uno de sus más cercanos colaboradores, Arturo del Villar, “Ni a Granados ni a ninguno de los personajes que dibuja su libro les interesan los concursos, porque sencillamente su obra es una expresión de la espontaneidad con que fluye su realismo”.
“Sobre el arte naïf”, es una culminación de la obra critica y literaria de Antonio Granados.
Amparo Martí, principal impulsora del movimiento que hoy agolpa a los pintores naïf españoles, se congratuló con la veracidad del libro de Antonio Granados, que es en definitiva, un reflejo de la pujanza de un arte que se convirtió en la pasión dominante de la gran potencia expresiva de quienes no siempre fluye un dibujo incorrecto.
ISABEL NO CREE EN ACHAQUES
En la foto,Isabel Martínez (dcha) arropada por su colega Menchu García.
Asomada a sus 93 años, Isabel Martínez Ferrero, la decana del movimiento de pintores naïf españoles, sigue imbatible. No le importan los achaques de los años, porque sencillamente no se resiste a la tentatación innata por pintar que le ha acompañado toda la vida.
“Sigo pintando y lo haré hasta el final de mis días”, me dijo a la luz de la presentación del libro de Granados y me anunció más: Tiene una exposición, una más, señalada para junio en predios de Madrid.
De esta zamorana que se lo ha dejado todo por el lienzo, hemos hablado mucho en Atrio Press, y habrá que seguir haciéndolo, porque de verdad que su constancia y su vitalidad son ejemplos que enaltecen y alimentan los deseos por seguir viviendo.
Granados interpreta que la pintura de Isabel justifica en ella todos “los motivos para conjugar armónicamente los colores de la vida”, que en todo caso matizan cuadros suyos como hizo en “La Vendimia” o en “Futuros olímpicos”, “porque es en la composición de sus cuadros, donde todo lo pintado traslada la movilidad que inevitablemente provoca la conjunción armónica de sus colores”, escribe Antonio Granados.
En él capitulo dedicado a Martínez Ferrero, que ilustra con su “Composición poética” de 2002, hay un dato en Isabel que aporta Granados que lo dice todo en ella, pero es la caracterización extrema de cómo fluyen muchas de las obras de los pintores naïf: “Pinta impulsivamente, en una acción desesperada que se supone animada por la emotividad que le lleva a resolver pictóricamente cada cuadro de un tirón”
Y así son las cosas cuando son del alma, digo yo. Isabel Martínez como Manuel Gómez Arce, Menchu García Rendueles, María del Carmen Corcelles Castro, Carmen Vivó y tanto talento naïf que Granados retrata en su libro, no son más que la confirmación expresa de la espontaneidad y el autodidactismo de sus artistas en una perspectiva científica captada por intuición.
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