04 enero, 2016

ALDO ISIDRÓN DEL VALLE O LA MAGIA DE SU ESCRITURA

Uno de los periodistas más prolíficos y reconocidos de Villa Clara, mi provincia cubana, y destacado más por su fecundo medio siglo de vida profesional que por sus premios, sucumbió el sábado en la isla. Con 87 años, Aldo Isidrón del Valle, fue un ejemplo de lucidez y perseverancia, pero sobre todo de ética profesional hasta el final de sus días. Este es mi homenaje al decano colega en la distancia. (JDL)


Aldo Isidrón del Valle: «Me han matado a 100 hombres».

LA CÉLEBRE FRASE DEL CHE SOBRE «EL VAQUERITO» FUE LA GRAN INVENCION FANTÁSTICA DE ALDO ISIDRÓN DEL VALLE 

El decano periodista murió el sábado en Santa Clara, Cuba, siendo un octogenario. Era un artista del relato histórico, la crónica recurrente y costumbrista. 

TRES años faltaban para que su vida llegara al nonagenario. Aldo Isidrón del Valle (1928-2016), decano periodista cubano, murió el sábado, víctima de un infarto cerebral, en Santa Clara, la ciudad donde vivió toda una vida. 

Aldo siempre tenía una mirada sonriente aún cuando no sonreía. Era un rasgo de su apariencia que sobreponía al carácter de periodista severo y medular, tal vez, porque sobre todas las cosas estaba el gran comunicador.

En sus tiempos de gran esplendor, despuntaba por la sagacidad y la intrepidez en dar primero la noticia. "El que da primero, da dos veces", solía decir.

Lo recuerdo en la última etapa de sus años como corresponsal de "Granma" en la Villa Clara de los 80. Yo que recién comenzaba a gatear en el periodismo, advertía el hueso duro en la inmediatez que siempre fue nuestro admirado "Éufrates", como algunos le llamábamos en tono bromista cuando hacía época el célebre personaje Éufrates del Valle que inmortalizó el desaparecido Germán Pinelli en el ya mítico espacio humorístico-costumbrista de la televisión cubana que fue San Nicolás del Peladero. 
De Germán Pinelli se decía que era el alma de la televisión de aquellos años, porque hacía programas con cultura y un sedimento magistral de todo lo que significaba poder plantarse ante una cámara y un micrófono. Isidrón era también un maestro indiscutible del micrófono cuando cada mañana hacia su revista de prensa desde Radio Revista W o cuando aporreaba las cuartillas que muchas veces leía al aire antes de clasificar en las páginas de «Granma», hasta que acabó sumergido en las ondas con sus facetas de editorialista, director de noticiero o de espacios de opinión, bien conocidos hoy en toda Cuba.

Desde joven, Aldo llamaba la atención por su frente de amplias entradas, pero siempre andaba armonioso, inteligente y apasionante en el oficio.

Hay una anécdota que dice mucho de su innata perspicacia y que se la escuché contar muchas veces, en mis años de periodista en Cuba. 

Durante la Batalla de Santa Clara liderada por Che Guevara, uno de los combates cruciales antes de la llegada de la Revolución al poder, entre los caídos estaba Roberto Rodríguez Fernández "El Vaquerito", casi un adolescente que era un espectáculo combatiendo al frente de su Pelotón Suicida. 
La leyenda en torno a él hizo que en el momento de su muerte, el 30 de diciembre de 1958, se atribuyera al Che la expresión: «Me han matado a 100 hombres», algo que el argentino-cubano nunca dijo.

En realidad, fue Aldo Isidrón el artífice de aquella frase que suscribió y adjudicó a un Che conmocionado por la muerte de su soldado más emblemático. 

Tiempo después de dar con la noticia en la diana, Isidrón —según contaría él mismo—, fue interpelado por Che Guevara, quien no dijo así exactamente, pero acabó acreditándose la frase del periodista: "En verdad, 'El Vaquerito' valía por 100 hombres y era en extremo valiente", dijo entonces Guevara.

Tal vez por ese feliz acierto, Aldo Isidrón del Valle, formó parte del equipo de prensa de Ernesto Che Guevara entre los años 1959 y 1964, y hasta lo presentó en público en la histórica concentración campesina de "El Pedrero", en el Escambray, donde tuvo lugar uno de los combates que antecedieron a la toma de Santa Clara.

Aldo Isidrón del Valle, que abandonó el sábado último su existencia, se pasaba la vida hablando de historias pasadas y del tiempo ido. Me contó la historia de la frase del Che varias veces. Y no solo eso, sino que me mostró fotos y periódicos que justificaban siempre todo el tesoro de riqueza histórica que albergaba su vida. Tuvo tiempo de contar sus historias y la de sus personajes en los periódicos que marcaron su vida ("Revolución" y "Granma") en la radio y en la televisión, y hasta las compiló en libros que hoy son testamentos para la posteridad. 

Nunca abandonó su carisma armonioso e inteligente de apasionante rastreador de la historia y del presente. El pasado octubre, estuve a tiempo de saludarle después de muchos años de distancia y pude escucharle como siempre con esa criollismo innato suyo. "Decían que volvías, y volviste", me dijo con sonrisa zumbona, pero con clara satisfacción a las puertas de la emisora de radio CMHW, donde yo empecé mis andaduras periodísticas y que fue la casa donde Aldo agotó las últimas tres décadas de quehacer profesional. Le estreché mi mano y le expresé también mi alegría de haberle vuelto a saludar.  

Como todo profesional en el oficio, Aldo conoció de incrédulos y remisos con las historias certeras que contaba. Hay incluso quien considera que la anécdota de la frase «Me han matado a 100 hombres» sobre "El Vaquerito" fue un invento; y digo yo, en todo caso es la gran invención fantástica que inmortalizará a Aldo Isidrón. Y digo más: ¿Y sus innumerables premios ganados, con los Nacionales de Radio y de Periodismo José Martí a la cabeza?, ¿Y su más de medio siglo de vida profesional?

En 1988, cuando Isidrón del Valle estaba ya sembrado en el oficio en CMHW, un buen día me dice: “Léase esto para que vea cuando no sirve una cosa”. 

Eran un exacto, preciso y medular artículo de actualidad como todos los que escribía, pero del que no había quedado convencido y lo tiró a la papelera. Aldo se lo replanteó y volvió a recoger la cuartilla troceada. La reconstruyó y la envió a concurso. Lo que yo estaba leyendo en realidad, era el premio  26 de Julio concedido a Aldo aquel mismo año. 
Por cuenta de aquel intercambio salió un reportaje al reportaje, y escribí entonces "El premio sacado de la basura", publicado en el diario provincial Vanguardia, donde yo pulía mis primeros años de oficio.
Lo que pasaba con Isidrón, antes y después, era cuestión de la magia de su escritura. Ahí quedan sus trabajos sonoros y escritos como testimonio irrebatible de un estilo de hacer periodismo que no olvidaremos jamás.

➕D.E.P. Aldo Isidrón del Valle, colega y maestro del buen oficio. 

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