08 octubre, 2017

Mario Terán: «Nunca me perjudicó la muerte del Che»


¿QUIÉN MATÓ AL CHE GUEVARA?

La indiferencia del suboficial Mario Terán Salazar, hoy a 50 años de haber disparado sobre el Che

"No lo maté"

La valentía del Che Guevara frente a su verdugo:

«Póngase sereno, va a matar a un hombre».

El Che fue abatido el 9 de octubre de 1967 en la localidad de La Higuera, en el sudoeste de Bolivia.
Durante más de un año, los
periodistas Ildefonso Olmedo y Juan José Toro, del diario español “El Mundo”, estuvieron tras la pista de Mario Terán. Viajaron muy cerca de allí, hasta Santa Cruz de la Sierra, donde vive una longevidad reposada quien la historia
ha identificado siempre como el soldado boliviano que disparó contra Ernesto Guevara. 
¿Cómo sucedieron los hechos?
Si bien los periodistas no consiguen de Terán Salazar una confesión de que fue él quien dio muerte al Che, si escucharon
de su entonces superior jerárquico, el hoy general Gary Prado, el
reconocimiento de cómo habían transcurrido los hechos, que el propio Terán contó por escrito. 
Los periodistas a Gary Prado:

-¿Está seguro? ¿Éste es Mario Terán, el hombre que mató al Che? 
-Sí. 
Según el relato de El Mundo, tras la captura de Guevara los militares recibieron la orden gubernamental de ejecutarlo y varios soldados se ofrecieron voluntarios para hacerlo.

El coronel Joaquín Zenteno designó a Terán, quien se dirigió a la escuela de La Higuera, en la que estaba retenido el Che. Al entrar en la sala Guevara se percató de las intenciones del suboficial Terán y le dijo: “Usted viene a matarme”. Según la confesión por escrito
que hizo a sus superiores, Terán se sintió cohibido por la presencia del
guerrillero y tuvo un mareo. “Entonces di un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé la primera ráfaga. El Che cayó al suelo con las piernas destrozadas, se contorsionó y empezó a regar muchísima
sangre. Yo recobré el ánimo y disparé la segunda ráfaga, que lo alcanzó en un brazo, en un hombro y en el corazón…”,
consta el testamento suscrito por Terán dos años después del suceso.

El diario pública una foto del suboficial Terán en 1967 y ahora, cuando tiene 74 años.

El general Gary Prado le reconoce en las fotos y afirma que todavía se ven esporádicamente en Santa Cruz de la Sierra.Prado, que un día antes de la ejecución, fue el artífice del arresto de Guevara, asegura que siempre recomendó al suboficial que no confesara públicamente su papel protagonista en la muerte de Guevara, para evitar posibles venganzas de sus seguidores.En la charla de poco más de veinte minutos con Terán, en su casa de Santa Cruz, el antiguo suboficial juega con la confusión y afirma que hubo tres militares con su mismo apellido en el Ejército boliviano.

Por eso apunta que “seguramente” ha sido confundido durante toda su vida con quien mató al Che. 
LA NARRACIÓN DE LOS REPORTEROS
Entramos, nos sentamos e iniciamos una charla de 23 minutos y 32 segundos con Mario Terán Salazar, el hombre que mató al Che Guevara, narran Ildefonso Olmedo y Juan José Toro, y escuchan su confesión.
En la salita de su casa no existe un solo retrato de él en sus tiempos del Ejército boliviano. En la mesita que está frente al sofá donde se sienta él hay una foto familiar. Allí se puede ver a un Mario Terán abuelo, rodeado de hijos y nietos, en una evidente actitud patriarcal. Han pasado 50’años y el sargento Terán, que se jubiló como suboficial mayor y ahora cumple los 74, juega al escondite con las palabras. Es él. No es él. Verdad. Mentira. Ésa ha sido su vida desde el 9 de octubre de 1967 en que ocurrió todo. Por eso una mentira, que enseguida es desvelada, nos ha llevado a su fortín de verdes rejas. A las primeras, don Mario desmiente a Granma, el periódico cubano que había voceado el milagro: médicos de la revolución devuelven la visión en Bolivia al hombre que mató al Che. "No, no... No es como se dice que me han devuelto la vista. Falso. Yo no estaba ciego, una simple catarata tenía, y como están viendo me han fregado, me han dejado el ojo [derecho] colorado".
Sosteniendo tranquilamente la mirada, sin apenas parpadear, intentamos ver en el soldado agazapado que se sienta a poco más de un metro de nosotros a aquel sargento de la confesión por escrito. El mandado que dio testimonio secreto para la superioridad del día de la matanza en la mísera escuela de La Higuera donde el héroe de la revolución cubana dio con sus huesos, y su sangre, en la tierra: «Cuando llegué, el Che estaba sentado... Al verme me dijo: "Usted ha venido a matarme". Yo me sentí cohibido y bajé la cabeza sin responder. Yo no me atrevía a disparar. En ese momento vi al Che grande, muy grande. Sentía que se me echaba encima y cuando me miró fijamente me dio un mareo. Pensé que con un movimiento rápido podía quitarme el arma. "Póngase sereno, usted va a matar a un hombre". Entonces di un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé la primera ráfaga. El Che cayó al suelo con las piernas destrozadas, se contorsionó y comenzó a regar muchísima sangre. Yo recobré el ánimo y disparé la segunda ráfaga, que lo alcanzó en un brazo, en un hombro y en el corazón...".
¿Es ciertamente él? Hasta tres nombres de Mario Terán se han dado, en lo que parece una ceremonia orquestada de la confusión o el camuflaje, para poner identidad al sargento que mató al guerrillero Ramón (el Che): Mario Terán Ortuño, Mario Terán Reque y Mario Terán Salazar. Tenía entonces 25 años, corta estatura (no más de 1,60), nariz chica, piel cobriza y ojos claros. El señor Mario es pequeño y el poco pelo que le resta ha emblanquecido con el tiempo.
-¿Es cierto que usted formaba parte del grupo que detuvo al Che?
-No es cierto. Habíamos dos o tres Marios Teranes (sic) en el Ejército, pero con diferentes apellidos maternos...
-En estos años otros periodistas [Jon Lee Anderson, el gran biógrafo del Che entre ellos] han venido a intentar hablar con usted...
-Puede ser, pero nunca he tenido charlas con nadie...
-Ha escrito, en cambio, Douglas Duarte, que llegó de Brasil, que un día usted terminó reconociéndole que era el hombre que mató el Che pese a que durante dos días le mantuvo que usted se llamaba Pedro Salazar. También le dijo: "Sólo yo sé cómo es vivir con esto. No puedo ni quiero hablar".
-[Carraspea levemente antes de responder...] No.
-Porque, de serlo, a usted no le importaría reconocer que sí, que es el hombre que lo mató.
-...No [es casi un susurro].
-Pero usted sabe, porque es Historia, que fue el sargento Mario Terán quien, cumpliendo órdenes ["saluden a papá" fueron las palabras en clave], disparó al Che en la escuelita de La Higuera.
-Como les digo, somos dos, tres Marios Teranes.
-¿Y usted no es él?
-No soy yo...
-Le enseño, señor Mario, una foto... [en ese momento le mostramos la única imagen conocida hasta hoy del sargento que mató al mito, tomada dos meses después de la ejecución]
- Sí, soy yo...
Cochabamba. Diciembre de 1967. "Allí me la tomaron, en la puerta de la escuela... Había varios que insistían en quererme fotografiar y hablar conmigo. Y justo salí a la calle. Y bueno, ya. Me posé y es la única foto...".
Mario Terán ha llegado a decir que su compañía estaba alejada de La Higuera en los días de la captura y muerte del líder guerrillero, de quien no tiene buena opinión.
“Para mí ha sido un invasor. Tenía ideas que con su guerrilla quería inculcar en la gente boliviana… ¡Cómo lo idolatran ahora!… ¡Tanta gente ha caído”, asegura el exmilitar, hoy jubilado.
Ninguno de sus seis hijos ha seguido la carrera militar, lo que le da “alegría” y subraya que nunca ha visto películas sobre el Che o leído algún libro acerca de su vida: “Nunca me ha interesado seguir cuanto se decía del Che. Yo tenía ideas diferentes. Nunca he sido un seguidor”.
«LO ENTREGUÉ VIVO... Y LUEGO LO MATARON» (Gary Prado)
Gary Prado, que en 1967 tenía 28 años y llevaba uno de capitán, será siempre recordado como el hombre que apresó al Che. "Lo entregué vivo... y luego lo mataron", se explica.
La misma foto que le mostramos a Mario Terán Salazar (ésa ante la que respondió sin titubeos: "Sí, soy yo") recibe al instante la autentificación del capitán Gary Prado, el oficial que capturó al Che: "Es él..."
-¿Está seguro? ¿Éste es Mario Terán, el hombre que mató al Che? 
-Sí. Y no se le puede culpar de lo ocurrido. Las circunstancias le llevaron a eso, no más... Cuando le sacaron esa foto le hice una recomendación: "No te metas en este baile, ¡carajo!". ¿Por qué le aconsejé que se quedara callado? Para que no hubiera venganza contra él... Y me hizo caso.

3 comentarios:

  1. Mario Teran Gracias por habernos librado de esta plaga

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  2. Por suerte el tiempo ha puesto las cosas en su sitio, y ya se ha descubierto que los agentes de la CIA no quisieron matarle, este pobre tipo de la medallita, como el resto de la maldición del Che, llevan en sus adentros hasta el día que se mueran, la vergüenza de comportarse como perros falderos incluido el mercenario Félix Ismael Rodríguez Mendigutía, fue un pobre pringado al que mandaron a hacer el recao, y lo hizo de la manera cutre como solo pueden hacerlo los hombres cutres, sin atinar y a fogonazos, para encubrir una falsa emboscada y un asesinato cobarde.
    Por suerte la Historia pone las cosas en su sitio, y paso de ser un simple hombre a un MIto.
    Si se hubieran hecho las cosas bien, probablemente hubiera pasado sin paz ni gloria a la Historia.
    Por suerte, la mezquindad de los inútiles, pues el ejercito boliviano lo quiso matar como a un perro, hace grande por contraste, a los que al fial y después de todo, merecieron la pena.

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  3. Mario Terán
    Soldado boliviano que ejecutó al Che, actualmente vive en Santa Cruz, alcoholizado, pobre, casi ciego y con el remordimiento de haber asesinado un hombre de tal magnitud.

    Honorato Rojas
    Campesino que delató la ubicación del Che y su tropa.
    Por su colaboración el presidente de Bolivia, le regaló un rancho.
    Fue ajusticiado el 14 de julio de 1969, por un comando del ELN en el mismo rancho que recibió como premio.

    René Barrientos
    Fue el presidente de Bolivia en esa época y confirmó la orden de ejecución del Che. Hizo un viaje a Washington para solicitarle a los Gringos su opinión de qué hace con el Ché; la orden segun el, fue matar al guerrillero.

    Barrientos murió en circunstancias aclaradas; en 1969, el avión donde viajaba explotó en el aire sobre una población boliviana. Varios de los cuerpos rescatados del avión presentaban impactos de balas; se presume que fueron, políticos contrarios a Barrientos. Lo más irónico de este fatal hecho es que Barrientos murió quemado, del mismo modo que anunció que habían terminado los restos del Che.

    Alfredo Ovando
    Era el jefe de las fuerzas armadas bolivianas, pieza clave en el operativo contra el Che y principal sospechoso del atentado donde murió el presidente Barrientos. A la muerte de Barrientos tomó la presidencia de Bolivia y sufrió un atentado en el que murió su hijo Marcelo Ovando. Escapó de este atentado pero nunca se recupero de la pérdida de su hijo y finalmente fue derrocado en 1970.

    Eduardo Huerta Lorenzetti
    Fue el primer oficial que participó en la captura del Che.
    El 9 de octubre de 1970 sufrió un accidente de carretera y el automóvil donde viajaba, chocó contra un vehículo estacionado sin luces. Huerta murió decapitado exactamente en la misma fecha, pero 3 años después de la muerte del Che.
    Las investigaciones parecen indicar, que se trató de un crimen planificado, y ejecutado por Andrés Selich, un alto mando del ejercito boliviano con ayuda de la CIA para evitar que Huerta hablara lo que sabía de dos homicidios: el del Che en “La Higuera” y el de un militar de nombre Juan José Torres. Al parecer la CIA definió la fecha del 9 de octubre para tratar de desviar la atención e inculpar al ELN.

    Andrés Sélich
    Se entrevistó con el Che en “La Higuera” y según reportes de inteligencia, se quiso aprovechar de su lamentable estado y trató de vejarlo. Este personaje fue apresado durante el gobierno de Hugo Banzer acusado de tratar de fraguar uno más de los golpes de estado que esa nación había sufrido. Fue asesinado a palos durante un “Interrogatorio” que le practicaron agentes de seguridad militar.

    Joaquín Zenteno Anaya
    Comandante de la "5ta División" y responsable de transmitir la orden de ejecución del Che. Terminó sus días por un atentado ejecutado por un desconocido en París mientras Zenteno cumplía funciones de Embajador de Bolivia en Francia. Aunque hubo un anuncio adjudicando este atentado a las “Brigadas Internacionales Che Guevara”, grupo que no se conocía, y que nunca tuvo más apariciones públicas, la policía francesa vinculó este hecho a la protección que Zenteno otorgó en Bolivia a Klaus Barbie, el tristemente célebre “Carnicero de Lyon”.

    Roberto “Toto” Quintero
    Coronel del ejército boliviano, autor material del asesinato del guerrillero Inti Peredo, y participó en la mutilación de las manos del Che.
    Mientras fungía como embajador de Bolivia en Alemania, fue ultimado mediante dos certeros balazos en el pecho en su despacho, emitidos por Mónica Erlt, una hermosa y joven rubia miembro del ELN.

    Félix Rodríguez
    Cubano-americano, trabajador de la CIA y participante de toda la estrategia de inteligencia que llevó a la captura y posterior ejecución del Che. Según creencia popular en Cuba, Rodríguez nunca estuvo de acuerdo con la orden de ejecución del Che, pero los mandos superiores a él decidieron el asesinato sin que nadie pudiera hacer algo por detenerlo. Al llegar a Miami, los médicos le detectaron un asma que no respondió a ningún tratamiento, principal afección que Che sufrió durante toda su vida.

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