ATRIO PRESS ➖ 2️⃣0️⃣1️⃣9️⃣ AÑO XII: Eliseo Alberto: Tres o cuatro cosas que decir

La palabra hablada y escrita

En la antigua Roma, atrio era un espacio abierto en sus míticas casas cercado de pórticos y destinado a reuniones familiares y a los huéspedes. En las iglesias romanas, atrio se describía en un patio amplio que miraba al exterior. Atrio son los extensos corredores al aire libre que se disipan a la majestuosidad de muchos templos y palacios en la fisonomía de las grandes ciudades de este mundo.

Y eso es @trio press, un espacio permanentemente abierto a los acontecimientos que han rodeado y rodean la vida. @trio Press (ATP Foro de Noticias) es una ventana a la actualidad en todos los horizontes del quehacer humano, y que dibujaremos con la imagen, el sonido y la palabra hablada y escrita.

@trio press-foro de noticias es una plaza pública en la red, un epicentro de atención cultural e invitación constante al foro libre.

El atrio triunfó en Roma tal como el ágora en Grecia como punto de encuentro y opinión tras la caída de la civilización micénica en el siglo VIII (Antes de Cristo). Hasta nuestros días, la más famosa, el Ágora de Atenas, es la única belleza arquitectónica de la Antigua Grecia que conserva, al menos, su techo original. Y allí, como marcándole el paso del tiempo está al aire libre el extenso corredor, el atrio, que se disipa al Ágora de Atenas.

En honor a esa pauta primera del derecho al foro y a la opinión sale @trio press. Como un foro público, un espacio para difundir actualidades. Vamos a contar la historia que vivimos a partir del testimonio que es uno mismo. Queremos, sobre todas las cosas, encontrar los protagonistas del pasado y del presente del derrotero que es la vida.

Esto es @trio press el espacio donde invitamos a contar la historia, la de este mundo y que, a veces, pasa inadvertida. Contáctenos y cuéntenos lo que quiera en Atrio Press, el foro de noticias. Nosotros lo diremos tal como nos lo cuenten. Bienvenido a @trio press.

La memoria histórica

El autor de este blog, Jesús Díaz Loyola, en entrevista, hace 30 años, con el español que introdujo la radio en Cuba. La foto fue tomada por José A. López Godoy Tom (DEP).

En 2011, a 25 años de su muerte y 120 de su nacimiento, dejo desde esta página el homenaje imperecedero a la memoria del maestro y amigo Manolín Álvarez, un hijo de Carreño, en Asturias, que tocó la gloria en Cuba. Su vida y obra en la isla la di a conocer en “La Nueva España”. (Léalo en La Nueva España)

VIVENCIAS CON OLOR A RADIO

Cada vez que lo visitaba, decía reiteradamente que “la radio es el invento más humano que se ha hecho”. Y ese criterio fue su auto de fe en la vida: “las cosas que logré en la radio las hice porque me nació del alma hacerlas”.

Sin proponérselo, Manuel fue deshilvanando el episodio de su vida fecunda, forjada “a sangre y fuego”. Sus conceptos derivados de las largas entrevistas que mantuvimos y que muchas veces han reproducido la prensa cubana y hasta retomados en estudios sobre el medio, hacían inaplazable la idea del testimonio biográfico en la urgencia por plasmar la historia de un hombre en su justo medio.

En la casa de Manolín todo olía a gloria. Siempre entraba en ella con la sensación de viajar hacia un pasado maravilloso. Manuel encerraba en si mismo la historia mejor guardada de la radio cubana.

Su cuarto de trabajo era un atisbo de aparatosos objetos y artilugios de aquella mítica radio, su radio. Fácilmente encontraba allí desde antiguos micrófonos y magnetófonos hasta alguna radio de galena, que él mismo fabricó. Las hacía y las llevaba consigo de pueblo en pueblo, enseñando y demostrando lo que representaba uno de los más grandes inventos del siglo veinte.

Aquellos receptores de estilo gótico terminaron creando un rincón simbólico y sagrado en cada hogar, en torno al cual se reunía toda la familia, a partir de los mensajes que transmitía la radio, y así formaban sus tertulias.

Emocionaba, sobre todo, ver a un hombre nonagenario, golpeado por la invidencia en el crepúsculo de su existencia, y la facilidad con que rastreaba entre papelerías y artilugios que en otro tiempo fueron el soporte de su gloria.

Siempre que Manolín me hablaba había alguna revelación en él, y sorprendía la lucidez con que retenía aquellas vivencias que fui reuniendo como constancia de todo lo vivido.

01 agosto, 2011

Eliseo Alberto: Tres o cuatro cosas que decir

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