a
estar
muerto,
pero
resucité”
Hoy el legendario líder no domina del todo los movimientos de sus piernas, pero “esta mañana logré dar 600 pasos sólo, sin bastón, sin ayuda", dijo Castro sobre la enfermedad que lo alejó del poder, en una reveladora entrevista a la periodista mejicana Carmen Lira Saade.
La Jornada de México, desveló este lunes desde La Habana todas las evidencias de la fase terminal en que se vio sumido el octogenario líder cubano Fidel Castro en los últimos cuatro años, a quien se llegó hasta dar por muerto. Y no era en balde, él lo acredita ahora.
“Estuvo cuatro años debatiéndose entre la vida y la muerte. En un entrar y salir del quirófano, entubado, recibiendo alimentos a través de venas y catéteres y con pérdidas frecuentes del conocimiento…” es la más clara revelación sobre la verdad de la salud de Castro, revelada por una periodista mejicana con quien el líder que cuenta ya 84 años rompió el hielo de su convalecencia.
“No pude seguir más”, hecho determinante para que hiciera el traspaso de poder a su hermano Raúl, y se entregara a los médicos, admitió La Jornada
Hoy hace 40 días que Fidel Castro reapareció en público de manera definitiva, al menos sin peligro aparente, subraya el rotativo.
Aunque Castro no quiere hablar de recaída –pero ya lleva la marca- desde hace poco más de un mes, un Fidel desafía su vida octogenaria y viene reapareciendo en público, a pesar de una evidente limitación en su movilidad que La Jornada atribuye a una razón: “aunque no domine del todo los movimientos de sus piernas”.
Cinco horas -que son poco para un hombre que se pasaba 10, 12 y más en sus habituales encuentros con la prensa de por vida- bastaron para que el Comandante que ha gobernado medio siglo en Cuba admitiera a La Jornada que “Llegué a estar muerto”
La periodista azteca Carmen Lira Saade lo vio tranquilo y refleja de primera mano que Castro le habló con una “tranquilidad pasmosa".
"No mencionó por su nombre la divertículis que padeció -cita la reportera- ni las hemorragias que llevaron a los especialistas de su equipo médico a intervenirlo en varias o muchas ocasiones, con claro riesgo de perder la vida en cada una”.
Fidel Castro por fin se explayó ante un periodista sobre el sufrimiento vivido en toda su convalecencia que calificó de calvario.
“Yo ya no aspiraba a vivir, ni mucho menos -narra Castro a La Jornada- Me pregunté varias veces si esa gente (sus médicos) iban a dejarme vivir en esas condiciones o me iban a permitir morir... Luego sobreviví, pero en muy malas condiciones físicas. Llegué a pesar cincuenta y pico de kilogramos. (66 kilogramos, precisa el periódico)
Castro dio evidencias del calvario que sigue siendo su convalecencia, porque no la ha abandonado aún: “Imagínate: un tipo de mi estatura pesando 66 kilos. Hoy alcanzo ya entre 85 y 86 kilos, y esta mañana logré dar 600 pasos, solo, sin bastón, sin ayuda”.
“Quiero decirte que estás ante una especie de re-su-ci-ta-do”, le dijo a Carmen Lira y abundó en los entresijos de su dificultosa movilidad, pues según la periodista Fidel Castro “conoce muy bien las razones de sus accidentes y caídas, aunque insiste en que no necesariamente unas llevan a las otras”.
“La primera vez -precisa Castro- fue porque no hice el calentamiento debido, antes de jugar básquetbol”.
La más célebre caída, la de Santa Clara, Fidel descendiendo del monumento al Che, tropezó y se impactó sobre el escenario. Según cuenta el propio Comandante: “Ahí influyó que los que lo cuidan a uno también se van poniendo viejos, pierden facultades y no se ocuparon”.
Habría que ver que pasó con ese hombre,
Cuando Fidel Castro estuvo sumido en la más cruenta etapa de su enfermedad, pudo haber delirado por las cosas que ahora cuenta a La Jornada:
“Tendido en aquella cama, sólo miraba a mí alrededor, ignorante de todos esos aparatos. No sabía cuánto tiempo iba a durar ese tormento y de lo único que tenía esperanza es de que se parara el mundo, seguro para no perderse de nada. Pero resucité”.
–Y cuando resucitó, Comandante, ¿con qué se encontró? – le preguntó Lira Saade.
–Con un mundo como de locos... Un mundo que aparece todos los días en la televisión, en los periódicos, y que no hay quien entienda, pero el que no me hubiera querido perder por nada del mundo.
“Estuvo cuatro años debatiéndose entre la vida y la muerte. En un entrar y salir del quirófano, entubado, recibiendo alimentos a través de venas y catéteres y con pérdidas frecuentes del conocimiento…” es la más clara revelación sobre la verdad de la salud de Castro, revelada por una periodista mejicana con quien el líder que cuenta ya 84 años rompió el hielo de su convalecencia.
“No pude seguir más”, hecho determinante para que hiciera el traspaso de poder a su hermano Raúl, y se entregara a los médicos, admitió La Jornada
Hoy hace 40 días que Fidel Castro reapareció en público de manera definitiva, al menos sin peligro aparente, subraya el rotativo.
Aunque Castro no quiere hablar de recaída –pero ya lleva la marca- desde hace poco más de un mes, un Fidel desafía su vida octogenaria y viene reapareciendo en público, a pesar de una evidente limitación en su movilidad que La Jornada atribuye a una razón: “aunque no domine del todo los movimientos de sus piernas”.
Cinco horas -que son poco para un hombre que se pasaba 10, 12 y más en sus habituales encuentros con la prensa de por vida- bastaron para que el Comandante que ha gobernado medio siglo en Cuba admitiera a La Jornada que “Llegué a estar muerto”
La periodista azteca Carmen Lira Saade lo vio tranquilo y refleja de primera mano que Castro le habló con una “tranquilidad pasmosa".
"No mencionó por su nombre la divertículis que padeció -cita la reportera- ni las hemorragias que llevaron a los especialistas de su equipo médico a intervenirlo en varias o muchas ocasiones, con claro riesgo de perder la vida en cada una”.
Fidel Castro por fin se explayó ante un periodista sobre el sufrimiento vivido en toda su convalecencia que calificó de calvario.
“Yo ya no aspiraba a vivir, ni mucho menos -narra Castro a La Jornada- Me pregunté varias veces si esa gente (sus médicos) iban a dejarme vivir en esas condiciones o me iban a permitir morir... Luego sobreviví, pero en muy malas condiciones físicas. Llegué a pesar cincuenta y pico de kilogramos. (66 kilogramos, precisa el periódico)
Castro dio evidencias del calvario que sigue siendo su convalecencia, porque no la ha abandonado aún: “Imagínate: un tipo de mi estatura pesando 66 kilos. Hoy alcanzo ya entre 85 y 86 kilos, y esta mañana logré dar 600 pasos, solo, sin bastón, sin ayuda”.
“Quiero decirte que estás ante una especie de re-su-ci-ta-do”, le dijo a Carmen Lira y abundó en los entresijos de su dificultosa movilidad, pues según la periodista Fidel Castro “conoce muy bien las razones de sus accidentes y caídas, aunque insiste en que no necesariamente unas llevan a las otras”.
“La primera vez -precisa Castro- fue porque no hice el calentamiento debido, antes de jugar básquetbol”.
La más célebre caída, la de Santa Clara, Fidel descendiendo del monumento al Che, tropezó y se impactó sobre el escenario. Según cuenta el propio Comandante: “Ahí influyó que los que lo cuidan a uno también se van poniendo viejos, pierden facultades y no se ocuparon”.
Habría que ver que pasó con ese hombre,
Cuando Fidel Castro estuvo sumido en la más cruenta etapa de su enfermedad, pudo haber delirado por las cosas que ahora cuenta a La Jornada:
“Tendido en aquella cama, sólo miraba a mí alrededor, ignorante de todos esos aparatos. No sabía cuánto tiempo iba a durar ese tormento y de lo único que tenía esperanza es de que se parara el mundo, seguro para no perderse de nada. Pero resucité”.
–Y cuando resucitó, Comandante, ¿con qué se encontró? – le preguntó Lira Saade.
–Con un mundo como de locos... Un mundo que aparece todos los días en la televisión, en los periódicos, y que no hay quien entienda, pero el que no me hubiera querido perder por nada del mundo.
Fidel interpretó su supervivencia como su estuviera “levantándome de la tumba”.
Narra La Jornada de México que Castro “todavía no podía salir a hablar, a hacer lo que está haciendo ahora, y que apenas podía escribir con cierta fluidez, pues no sólo tuvo que aprender a caminar, sino que también debió volver a aprender a escribir.
“Salí del hospital, fui para la casa, pero caminé, me excedí. Luego tuve que hacer rehabilitación de los pies. Para entonces ya lograba comenzar de nuevo a escribir. El salto cualitativo se dio cuando pude dominar todos los elementos que me permitían hacer posible todo lo que estoy haciendo ahora. Pero puedo y debo mejorar... Puedo llegar a caminar bien”.
Habría que hacerse una pregunta más: ¿Qué pasaría si el calvario que tuvo a Fidel Castro al borde de la muerte, lo hubiera afrontado un cubano común?
Toda la entrevista aquí:
http://www.jornada.unam.mx/2010/08/30/index.php?section=politica&article=002e1pol
Narra La Jornada de México que Castro “todavía no podía salir a hablar, a hacer lo que está haciendo ahora, y que apenas podía escribir con cierta fluidez, pues no sólo tuvo que aprender a caminar, sino que también debió volver a aprender a escribir.
“Salí del hospital, fui para la casa, pero caminé, me excedí. Luego tuve que hacer rehabilitación de los pies. Para entonces ya lograba comenzar de nuevo a escribir. El salto cualitativo se dio cuando pude dominar todos los elementos que me permitían hacer posible todo lo que estoy haciendo ahora. Pero puedo y debo mejorar... Puedo llegar a caminar bien”.
Habría que hacerse una pregunta más: ¿Qué pasaría si el calvario que tuvo a Fidel Castro al borde de la muerte, lo hubiera afrontado un cubano común?
Toda la entrevista aquí:
http://www.jornada.unam.mx/2010/08/30/index.php?section=politica&article=002e1pol
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