Brandon y su madre Onelia viajaron a La Habana el pasado 17 de noviembre, se hospedaron en una casa de renta en el barrio de El Vedado, y en la madrugada del 22 de noviembre el joven salió a tomar algunas fotos en el Hotel Nacional, y su madre no lo volvió a ver más hasta que tuvo que ir a reconocer el cadáver.
Brandon apareció muerto en la azotea del Hotel Nacional en condiciones inexplicablemente horrorosas.
Según Onelia, el cadáver de Brandon presentaba horribles golpes en el rostro y fractura en la mandíbula.
Las autoridades le hicieron una autopsia cuyos resultados no le entregaron a la madre y dijeron que Brandon se había caído tomando fotos. Luego el cuerpo fue rápidamente incinerado, a pesar de que la embajada de Canadá se ofreció a trasladar el cuerpo.
El reporte de la muerte presenta innumerables incongruencias. Dicen que resbaló tomando fotos y cayó desde 6 metros de alto, pero la madre dice que la cámara no tiene ni un rasguño. Dicen que el joven murió de noche y en las últimas fotos de su cámara se observaba el amanecer, y aseguran que estuvo 12 horas con vida tras el supuesto accidente.