'CASO ARMSTRONG' O
EL HOMBRE DE LAS SIETE CARAS
El farsante de las dos ruedas se debate entre penas que van desde 1,15 millones de euros hasta 30 años de prisión.
El Tour le reclamará los 2,95 millones obtenidos en 7 premios.
Lance Armstrong podría enfrentarse a un caso de perjurio al negar en repetidas ocasiones bajo juramento haber consumido sustancias prohibidas durante su carrera.
El ojo avisor de Forbes estima que el destronado ciclista Lance Armstrong dejará de ingresar más de 100 millones de euros por la pérdida de sus patrocinios, según Reuters.
De otra parte, la publicación británica 'The Sunday Times' y SCA Promotions reclamarán el dinero que perdieron contra él en los tribunales.
El ciclista se enfrenta a una sanción de hasta 1,15 millones y una posible pena de cárcel por perjurio durante el proceso.
Armstrong ya no es el superhombre siete veces campeón del Tour de Francia. Ahora mismo, tumbado en el salón de su casa, donde desafía el escándalo, Lance Armstrong, mas echa cuentas, evalúa los daños de su caída, los que afectan a su ego pero sobre todo los que debilitan su cartera. Es la cruda realidad, aunque el no lo quiera creer.
Desde el martes último, cuando estalló la bomba de su derrumbe, su mejor clasificación es ya la 36ª, obtenida en 1995, la única ocasión en que acabó justamente la prueba.
De su participación en las ediciones de 1993, '94 y '96, en ningún caso alcanzó París.
Tras la anulación este noviembre cruento de todos sus triunfos a partir del 1 de agosto de 1998, su currículo apenas incluye tres victorias de prestigio: un Campeonato del Mundo (1993) y dos clásicas, la de San Sebastián (1995) y la Flecha Valona (1996).
Una semana después, destruido el mito, sólo queda nombre malogrado, un superviviente de cáncer que engañó al mundo para construir su epopeya.
Sus patrocinadores, los que tanto han defendido su inocencia durante estos años, los que hicieron millones mientras se silenció su trampa, se han evaporado.
"Nike", al lado de Armstrong desde 1996, fue la primera gran marca que se desvinculó del ciclista la misma semana que desató el escándalo.
A "Nike" le sucedieron "Trek". la marca de bicicletas que 'calzó' sus siete Tours, Anheuser-Busch, la compañía de bebidas energéticas FRS, la de nutrición deportiva Honey Stinger, la fabricante de cascos Giro y, por último, Oakley, la más fiel, que puso fin a 25 años de relación, desde que Armstrong participaba en triatlones -deporte al que ha regresado tras colgar la bicicleta- con 16 años.
VARAPALO A FORBES
Forbes calcula en unos 16 millones de euros los ingresos de Armstrong en 2010 gracias a sus patrocinadores y establece en unos 115 millones el dinero que dejará de ingresar con su caída.
FRANCIA QUIERE LA DEVOLUCIÓN
DE LOS PREMIOS EN METÁLICO:
2,95 MILLONES DE EUROS
El Tour de Francia también quiere recuperar su parte del pastel y solicita la devolución de los premios en metálico obtenidos por el estadounidense, según la Federación Francesa de Ciclismo estimados en 2,95 millones de euros.
La UCI en el artículo 1.2.073 de su reglamento, preve que "si un corredor perdiera la plaza que le ha valido un premio, este debe ser devuelto en el plazo de un mes a la organización, que procederá a su redistribución".
Este caso no sólo afecta a Armstrong sino a todos los miembros de su equipo, ya que, como es costumbre en el pelotón, el dinero ganado en la carretera, sin importar el nombre del vencedor, se reparte entre todos los integrantes de la formación.
No es la única causa aún pendiente para Armstrong, que podría tener que devolver los casi seis millones de euros que obtuvo de SCA Promotions, sociedad a la que en 2006 derrotó en el juzgado tras negarse ésta a abonarle una deuda a causa de las sospechas de dopaje que ya rodeaban al ciclista de Austin.
Tras el juicio, SCA saldó aquella deuda, 3,8 millones de euros correspondientes a una prima por sus triunfos en el Tour y otros dos por intereses y gastos legales.
Ha declarado asimismo la intención de recuperar su dinero 'The Sunday Times', que valora demandar a Armstrong por fraude.
Seis años atrás, la publicación británica fue condenada a pagar 600.000 libras (unos 740.000 euros) al corredor tras acusarlo de haberse dopado.
En cualquier caso, Armstrong podría enfrentarse a un caso de perjurio al negar en repetidas ocasiones bajo juramento haber consumido sustancias prohibidas durante su carrera
Su situación es más caótico cuando se sabe que después de 2004 ha negado cualquier relación profesional con el doctor Michele Ferrari, inhabilitado de por vida por la Agencia Antidopaje de EE UU (USADA) y a quien la policía italiana sigue estrechando el cerco no sólo deportivo sino penal.
El presunto delito en el que incurrió Armstrong podría costarle hasta 1,15 millones de euros así como una pena de hasta 30 años de prisión.
Al paso de una semana, el escándalo ha ido tomando vuelo e inmediatamente saltarse las alarmas sobre Armstrong, la Unión Ciclista Internacional (UCI), aceptó la petición de la USADA y retiró al estadounidense sus siete Tours de Francia por dopaje continuado.
Estamos ante el derrumbe de una leyenda. Sus siete Tours consecutivos, las victorias que le convirtieron en el personaje más grande del ciclismo internacional, son hoy calificados de espejismo, de apropiación indebida. Por eso, fulminantemente, Armstrong fue despojado de sus títulos.
Nunca en la historia de ningún deporte se había tomado una decisión tan rotunda y dura.
Este es el precio del mal y la historia comienza a pasar factura. Ya era hora.
Armstrong ha sido hallado culpable de doparse continuamente, y de forzar a hacerlo a sus compañeros de equipo, facilitándoles la trampa incluso, y este ha sido el castigo. Un castigo a la altura del personaje, inmenso. Solo quizás la condena a Ben Johnson, el canadiense de los Juegos de Seúl 88, convertido por su positivo de anabolizantes en el mayor villano de la historia, o a Marion Jones, la reina de Sidney 2000, se le acercan, pero ya se quedan pequeños frente a la canallada sobre ruedas con que Lance Armstrong ha estado engañando a un mundo.
“Lance Armstrong no tiene sitio en el ciclismo”, ha dicho el presidente de la UCI, Pat McQuaid, y dijo más: “Lance Armstrong merece ser olvidado por el ciclismo”.
“Este es nuestro primer paso en el viaje del nuevo ciclismo”, matizó Pat McQuaid. La carrera por salvar la honra, será larga.
Las siete caras del Armstrong que ocultaban su escándalo. Aún así, el destronado de los Siete Tour descansa tranquilo en su salón a la vista de los trofeos que sigue sintiendo suyos. Armstrong ahora sueña.
EL HOMBRE DE LAS SIETE CARAS
El farsante de las dos ruedas se debate entre penas que van desde 1,15 millones de euros hasta 30 años de prisión.
El Tour le reclamará los 2,95 millones obtenidos en 7 premios.
Lance Armstrong podría enfrentarse a un caso de perjurio al negar en repetidas ocasiones bajo juramento haber consumido sustancias prohibidas durante su carrera.
El ojo avisor de Forbes estima que el destronado ciclista Lance Armstrong dejará de ingresar más de 100 millones de euros por la pérdida de sus patrocinios, según Reuters.
De otra parte, la publicación británica 'The Sunday Times' y SCA Promotions reclamarán el dinero que perdieron contra él en los tribunales.
El ciclista se enfrenta a una sanción de hasta 1,15 millones y una posible pena de cárcel por perjurio durante el proceso.
Armstrong ya no es el superhombre siete veces campeón del Tour de Francia. Ahora mismo, tumbado en el salón de su casa, donde desafía el escándalo, Lance Armstrong, mas echa cuentas, evalúa los daños de su caída, los que afectan a su ego pero sobre todo los que debilitan su cartera. Es la cruda realidad, aunque el no lo quiera creer.
Desde el martes último, cuando estalló la bomba de su derrumbe, su mejor clasificación es ya la 36ª, obtenida en 1995, la única ocasión en que acabó justamente la prueba.
De su participación en las ediciones de 1993, '94 y '96, en ningún caso alcanzó París.
Tras la anulación este noviembre cruento de todos sus triunfos a partir del 1 de agosto de 1998, su currículo apenas incluye tres victorias de prestigio: un Campeonato del Mundo (1993) y dos clásicas, la de San Sebastián (1995) y la Flecha Valona (1996).
Una semana después, destruido el mito, sólo queda nombre malogrado, un superviviente de cáncer que engañó al mundo para construir su epopeya.
Sus patrocinadores, los que tanto han defendido su inocencia durante estos años, los que hicieron millones mientras se silenció su trampa, se han evaporado.
"Nike", al lado de Armstrong desde 1996, fue la primera gran marca que se desvinculó del ciclista la misma semana que desató el escándalo.
A "Nike" le sucedieron "Trek". la marca de bicicletas que 'calzó' sus siete Tours, Anheuser-Busch, la compañía de bebidas energéticas FRS, la de nutrición deportiva Honey Stinger, la fabricante de cascos Giro y, por último, Oakley, la más fiel, que puso fin a 25 años de relación, desde que Armstrong participaba en triatlones -deporte al que ha regresado tras colgar la bicicleta- con 16 años.
VARAPALO A FORBES
Forbes calcula en unos 16 millones de euros los ingresos de Armstrong en 2010 gracias a sus patrocinadores y establece en unos 115 millones el dinero que dejará de ingresar con su caída.
FRANCIA QUIERE LA DEVOLUCIÓN
DE LOS PREMIOS EN METÁLICO:
2,95 MILLONES DE EUROS
El Tour de Francia también quiere recuperar su parte del pastel y solicita la devolución de los premios en metálico obtenidos por el estadounidense, según la Federación Francesa de Ciclismo estimados en 2,95 millones de euros.
La UCI en el artículo 1.2.073 de su reglamento, preve que "si un corredor perdiera la plaza que le ha valido un premio, este debe ser devuelto en el plazo de un mes a la organización, que procederá a su redistribución".
Este caso no sólo afecta a Armstrong sino a todos los miembros de su equipo, ya que, como es costumbre en el pelotón, el dinero ganado en la carretera, sin importar el nombre del vencedor, se reparte entre todos los integrantes de la formación.
No es la única causa aún pendiente para Armstrong, que podría tener que devolver los casi seis millones de euros que obtuvo de SCA Promotions, sociedad a la que en 2006 derrotó en el juzgado tras negarse ésta a abonarle una deuda a causa de las sospechas de dopaje que ya rodeaban al ciclista de Austin.
Tras el juicio, SCA saldó aquella deuda, 3,8 millones de euros correspondientes a una prima por sus triunfos en el Tour y otros dos por intereses y gastos legales.
Ha declarado asimismo la intención de recuperar su dinero 'The Sunday Times', que valora demandar a Armstrong por fraude.
Seis años atrás, la publicación británica fue condenada a pagar 600.000 libras (unos 740.000 euros) al corredor tras acusarlo de haberse dopado.
En cualquier caso, Armstrong podría enfrentarse a un caso de perjurio al negar en repetidas ocasiones bajo juramento haber consumido sustancias prohibidas durante su carrera
Su situación es más caótico cuando se sabe que después de 2004 ha negado cualquier relación profesional con el doctor Michele Ferrari, inhabilitado de por vida por la Agencia Antidopaje de EE UU (USADA) y a quien la policía italiana sigue estrechando el cerco no sólo deportivo sino penal.
El presunto delito en el que incurrió Armstrong podría costarle hasta 1,15 millones de euros así como una pena de hasta 30 años de prisión.
Al paso de una semana, el escándalo ha ido tomando vuelo e inmediatamente saltarse las alarmas sobre Armstrong, la Unión Ciclista Internacional (UCI), aceptó la petición de la USADA y retiró al estadounidense sus siete Tours de Francia por dopaje continuado.
Estamos ante el derrumbe de una leyenda. Sus siete Tours consecutivos, las victorias que le convirtieron en el personaje más grande del ciclismo internacional, son hoy calificados de espejismo, de apropiación indebida. Por eso, fulminantemente, Armstrong fue despojado de sus títulos.
Nunca en la historia de ningún deporte se había tomado una decisión tan rotunda y dura.
Este es el precio del mal y la historia comienza a pasar factura. Ya era hora.
Armstrong ha sido hallado culpable de doparse continuamente, y de forzar a hacerlo a sus compañeros de equipo, facilitándoles la trampa incluso, y este ha sido el castigo. Un castigo a la altura del personaje, inmenso. Solo quizás la condena a Ben Johnson, el canadiense de los Juegos de Seúl 88, convertido por su positivo de anabolizantes en el mayor villano de la historia, o a Marion Jones, la reina de Sidney 2000, se le acercan, pero ya se quedan pequeños frente a la canallada sobre ruedas con que Lance Armstrong ha estado engañando a un mundo.
“Lance Armstrong no tiene sitio en el ciclismo”, ha dicho el presidente de la UCI, Pat McQuaid, y dijo más: “Lance Armstrong merece ser olvidado por el ciclismo”.
“Este es nuestro primer paso en el viaje del nuevo ciclismo”, matizó Pat McQuaid. La carrera por salvar la honra, será larga.
Las siete caras del Armstrong que ocultaban su escándalo. Aún así, el destronado de los Siete Tour descansa tranquilo en su salón a la vista de los trofeos que sigue sintiendo suyos. Armstrong ahora sueña.
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