He dicho muchas veces en este blog que el mundo mediático construye
cada vez una nueva historia sobre el final de la vida del ex presidente cubano
Fidel Castro y, en realidad, todo se vuelve un bulo, un
"hoax",
en que siempre matan a Fidel, y al día siguiente lo resucitan
desde La Habana. Es una guerra ya pestilente de la desinformación en torno a un
hecho que, sea como sea, se sabrá cuando llegue su hora. Es obvio.
Periodista, escritor y analista político de la realidad cubana. Ha publicado unos 25 libros. El último de ellos es la novela La mujer del coronel. Seis millones de personas, semanalmente leen sus trabajos.
Hoy el diario español El País despeja el juego en que se ha
convertido la hora final del legendario líder. La opinión llega en voz de uno
de los intelectuales más influyentes de Iberoamérica, Carlos Alberto Montaner, observador
de Cuba por
excelencia. Esta es la esencia de su análisis (JDL-ATP).
excelencia. Esta es la esencia de su análisis (JDL-ATP).
“No tiene sentido suponer
que Raúl
Castro esconderá
la muerte de su hermano”
. Cuando ocurra, es lógico
que el general-presidente dará personalmente la noticia, las emisoras de radio
comenzarán a tocar marchas militares y temas fúnebres, y la noticia será recogida
entonces con certeza por las agencias de prensa internacionales y los medios de
todo el mundo.
. Se sabe que su
mausoleo está listo en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, a
765 kilómetros de La Habana, muy cerca de la tumba que guarda los restos
mortales de José Martí.
. Se sabe, también, que
el muy previsor Raúl Castro tiene escrito el parte de prensa y muy ensayada la
liturgia del esperado deceso. Si hay algo que no va a sorprenderle es la muerte
de su hermano. Él es una persona organizada. Siempre ha estado pendiente y dependiente de
Fidel, y así será hasta el último minuto.
. Probablemente, primero el féretro será velado en la Universidad de La Habana. Le harán guardia de honor algunos de los más vistosos veteranos de Sierra Maestra que lo sobrevivan. Luego el cadáver recorrerá la carretera central desde la capital hasta Santiago de Cuba, la ciudad de donde partió a hacerse cargo del poder el 1º de enero de 1959.
. Lea a continuación la columnacompleta de Carlos Alberto Montaner.
. Probablemente, primero el féretro será velado en la Universidad de La Habana. Le harán guardia de honor algunos de los más vistosos veteranos de Sierra Maestra que lo sobrevivan. Luego el cadáver recorrerá la carretera central desde la capital hasta Santiago de Cuba, la ciudad de donde partió a hacerse cargo del poder el 1º de enero de 1959.
. Lea a continuación la columnacompleta de Carlos Alberto Montaner.
La nueva muerte de Fidel
Un enfoque de CARLOS ALBERTO MONTANER
Periodista, escritor y analista político de la realidad cubana. Ha publicado unos 25 libros. El último de ellos es la novela La mujer del coronel. Seis millones de personas, semanalmente leen sus trabajos.
Tomado de El País
Cada cierto tiempo se esparce el rumor
de la muerte de Fidel Castro. Es casi una costumbre. Rutinariamente, los medios
de comunicación ponen al día sus obituarios y se preparan para el gran
entierro. Esta vez "la noticia" partió de Venezuela y parecía
verosímil. Fidel llevaba varios meses en silencio total y se decía que era la
consecuencia de un severo episodio cerebro- vascular que casi lo había
liquidado. Como se trata de un anciano de 86 años gravemente enfermo, no era
nada sorprendente. A estas alturas, lo extraño no es su muerte, sino su terca
insistencia en mantenerse vivo. Parecía acertado morirse en el 50 aniversario
de la Crisis de los Misiles. Todo un detalle histórico.
Al fin y al cabo, se
sabe que su mausoleo está listo en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago
de Cuba, a 765 kilómetros de La Habana, muy cerca de la tumba que guarda los
restos mortales de José Martí. Se sabe, también, que el muy previsor Raúl
Castro tiene escrito el parte de prensa y muy ensayada la liturgia del esperado
deceso. Si hay algo que no va a sorprenderle es la muerte de su hermano. Él es una
persona organizada.
Siempre ha estado
pendiente y dependiente de Fidel, y así será hasta el último minuto. No ignora
que Fidel le moldeó totalmente su existencia desde que era un adolescente.
Cuando Raúl piensa o dice que "le debe la vida a Fidel" es algo
rigurosamente cierto. Fidel "lo hizo" de punta a rabo, como el
escultor que talla una figura de madera. Como Gepeto hizo a Pinocho.
Probablemente, primero
el féretro será velado en La Universidad de La Habana. Le harán guardia de
honor algunos de los más vistosos veteranos de Sierra Maestra que lo
sobrevivan. Luego el cadáver recorrerá la carretera central desde la capital
hasta Santiago de Cuba, la ciudad de donde partió a hacerse cargo del poder el
1º de enero de 1959. A Fidel, muy cauteloso, le tomó una semana hacer ese
recorrido rodeado por multitudes entusiastas.
Desandar ese camino, ya
muerto, pero cubierto por la bandera cubana, le tomará algo menos, pero también
será una marcha lenta. Si examinan el ritual comprobarán que los muertos, en
todas partes, siempre van despacio. Dentro de la escenografía revolucionaria,
ese último acto, cargado de simbolismos, tiene cierta importancia. Genio y
figura, nunca mejor dicho, hasta la sepultura.
No tiene sentido
suponer que Raúl Castro esconderá la muerte de su hermano. ¿Con qué objeto? Él
tiene en sus manos todos los resortes del poder. Cuando ocurra, a las pocas
horas de ser notificado el general-presidente, las emisoras de radio comenzarán
a tocar marchas militares y temas fúnebres, y algún locutor consternado
anunciará con voz engolada la hora en que el portavoz del gobierno, o el propio
Raúl, se dirigirá a la nación para hacer un anuncio importante. En ese momento,
ya todo el mundo supondrá de qué se trata y la noticia, deliberadamente
filtrada, será recogida por todas las agencias de prensa internacionales.
Desde el punto de vista
psicológico el suceso tiene mucha importancia. Tres generaciones de cubanos han
nacido y crecido a la sombra de Fidel. Aunque todo el mundo espera su muerte,
la noticia será un mazazo y el régimen hará todo lo que esté a su alcance para
subrayar el dolor de la población, como hicieron en Corea del Norte cuando
murió Kim Il Sung o en España tras la muerte de Franco. El duelo, piensan,
sirve para cohesionar a las masas.
¿Y qué va a pasar
entonces? Sin duda, seguirá, inexorable, el proceso de abandono y negación del
caudillo muerto. Ocurre siempre.
Si no lo hace el propio
Raúl, lo hará su sucesor. Stalin, que era como Dios en la URSS, se murió en
marzo de 1953 en medio de un millón de promesas de adhesión eterna a su
memoria. Su gloria sólo duró hasta febrero de 1956. Durante el Vigésimo
Congreso del Partido Comunista hicieron trizas su memoria.
A Fidel le ocurrirá lo
mismo.
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