«Este país me recuerda, y cada vez que vengo aquí soy feliz. Dondequiera que viva, esta es mi patria.»
EL HOMBRE ALTO DEL SOMBRERO ALÓN
Y SU HALO DE GLORIA INFINITA
Reynaldo Miravalles: “Mi gran felicidad ha sido siempre dedicarme a lo que más me satisface: ser actor”.
🅿️OR eso sonreía tanto, y por eso su vida fue un halo de gloria infinita. Ahora que se fue, Reynaldo Miravalles nos deja a todos los que conocimos sus valores de artista y de persona, con esa carcajada plena que protagonizó y le caracterizó toda la vida.
Por eso, 'Melesio Capote' o 'Cheito León' y una infinidad de personajes que se fueron ayer con él, nos deja sobrados motivos para quererle por siempre.
Su último gran trabajo, cuando ya era un nonagenario, se lo trajo, luego de casi 20 años sin filmar en Cuba, el director Gerardo Chijona. Puso en sus manos un guión escrito por Eduardo Eimil, basado en la novela homónima de Eliseo Alberto (Lichi) Diego: "Esther en alguna parte". Y Reynaldo Miravalles lo hizo con la gracia y el esplendor de los 20 años.
Una vez le preguntaron: ¿cómo le gustaría ser recordado cuando no exista? Y sin mayores concepciones demostró la sencillez humana que ocultaba su grandeza:
—Como quieran. Que digan lo que consideren de mí. Pero más nada. Eso no tiene importancia. Después que me muera, ¡se acabó la ola! ¡Já, já, já!
Había nacido en El Callejón del Chorro, en la Plaza de la Catedral. En la misma Habana.
La primera vez que volvió a la isla tras 16 años de ausencia, pasó lo que el mismo Miravalles le contó a Carlos Eduardo Maristany Castro.
—Yo fui a decirle a la gente que yo había nacido ahí. Y se me aparecieron más de 60 personas a preguntarme, a hacer chistes conmigo. Yo hice chistes con ellos. Este país (Cuba) me recuerda. Simplemente me siento un hombre feliz porque el trabajo que yo hice la gente lo reconoce, y la amistad que la gente me brinda me alegra. Y no ha sido una sola vez. Me aplauden con afecto. Cada vez que vengo aquí soy feliz. Esta es mi patria. Dondequiera que viva, esta es mi patria.
Antes de salir de Cuba, Reynaldo Miravalles dejó la efervescencia de una controvertida película: "Alicia en el pueblo de Maravillas" (1991). A ese filme, le siguieron "Mascaró" (1992) y "Quiéreme y verás" (1993).
Volvió a rodar tras 19 años "Esther en alguna parte" (2013) que es también un poco el reflejo de su vida.
—No he hecho en 19 años películas en Cuba porque no vivo en Cuba. Vivo en otro país. Amo a Cuba, pero vivo en otro país (Estados Unidos), por necesidad que tengo, y porque tengo otra forma de vivir.
EN CUBA
—Es un placer para mí y un placer para los que trabajan aquí. Cuando yo me encuentro con mis compañeros es como si antes me hubiese encontrado con ellos antier o ayer, porque jamás he tenido conflicto con nadie. ¡Jamás!
SU LEGADO
En sus comienzos, en La Habana de los 40, el joven Reynaldo irrumpió en el mundo del espectáculo interpretando al personaje de Leoncio Garrotín y Rompecocos.
De su carrera artística se sabe que en el año 1944 hizo su primera actuación en la radioemisora La voz de los Ómnibus Aliados. A partir de ahí, trabajó en casi todas las emisoras de radio de La Habana.
Su debut en la televisión fue en 1952, y ese mismo año recibió el premio del actor más destacado. Participó ocasionalmente en el programa de Radio Progreso “Alegrías de Sobremesa” y junto a Edwin Fernández figuró en un programa de TV que hizo época en Cuba: “Si no fuera por Mamá”.
Al morir ayer, convaleciente en La Habana, estaba considerado uno de los mejores actores cubanos de todos los tiempos.
Su vida lega actuaciones en mas de 30 largometrajes, entre los que destacan filmes finalistas a la Palma de Oro en el Festival de Cannes ("Tiempo de morir", "Los sobrevivientes") y las películas nominadas al Oscar ("Alsino y el Condor").
A finales de 2007 participó en el largometraje "Cercanía", que trata sobre la relación de un padre con su hijo, la lucha por la supervivencia de los exiliados cubanos y los eternos y universales sobresaltos del amor. De cierto modo, espejo de una etapa de su vida.
Cada vez que le preguntaban ¿cómo lleva a Cuba en el corazón?, Miravalles respondía:
—Cuba es mi Patria.
Ayer la dejó para siempre.
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