Crónica del maestro y sus discípulos
Era un auditorio reducido pero inmenso, donde se entrecruzaron virtuosismo, genio y simpatía para entender mejor la música contemporánea y la guitarra en toda su expresión.
Sala Manuel de Falla (SGAE-Madrid)
“El toque clave”, así definiría yo todo lo que pasó la noche de este jueves en el concierto "La música didáctica para guitarra" en la Sala Manuel de Falla de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) en Madrid y que agotó obras del maestro Flores Chaviano Jimenez en la interpretación magistral de dos jóvenes talentos: Unai Insausti Eguia y Tomás Vázquez.
El toque clave o "Toque de clave", la pieza numero 15 de un programa que resumió en dos partes los dos álbumes esenciales del libro con la música de Chaviano que bajo la rúbrica de la Editorial EMEC es fuente pedagógica y de formación para la nueva generación de guitarristas españoles.
Flores Chaviano Jimenez, un cubano de Caibarién que se asentó en Madrid desde 1981, lleva muchos años, toda una vida, consagrado al estudio de las seis cuerdas, la composición y la interpretación; y esta noche vivió la satisfacción que más disfruta con la pasión de su vida: ver a sus discípulos haciendo gala del sueño más preciado de todo artista, la ejecución a plenitud de su arte. Y eso pasó en la SGAE con la música didáctica de Flores Chaviano en una jornada plena de ejecuciones impresionantes y precisas.
Por eso, cada vez que interviene en un concierto, para Chaviano no hay mejor manera de asumirlo que incorporando en sus programas a exponentes que a lo largo de su vida han bebido en la fuente de aprendizaje que es su música. Y por eso el jueves por la noche hicieron gala en la Sala Manuel de Falla, con su maestría naciente y su talento, Unai Insausti y Tomás Vázquez, dos jóvenes expresiones de la nueva generación que ya comienzan a ser influyentes en el mundo de la guitarra porque ya pisan los tablones de los escenarios.
EL HIJO DE MURCIA
Tomás Vázquez, nació en Murcia en 1995 y actualmente estudia en el Real Conservatorio de Música de Madrid. Ha sido premiado en diversos concursos nacionales.
DE SAN SEBASTIÁN LLEGÓ
Unai Insausti, nacido en San Sebastián, País Vasco, se ha formado en Conservatorios de España, Alemania e Italia. Ha llevado su arte por Europa y Asia, y es ganador de importantes premios internacionales.
Y como decía, la última noche madrileña de Flores Chaviano, junto a los noveles Unai Insausti y Tomás Vázquez, fue ante un público reducido, pero selecto, porque allí había viejos músicos de la escuela de la guitarra que hicieron más especial una sala con un pasado lleno de historias y de música.
Sólo por la belleza de los niños que fueron a ver al maestro y a los jóvenes talentos, y porque sueñan con la guitarra, fue una noche inmensa.
La sesión estuvo animada por los comentarios oportunos de Chaviano y la entrada en acción intercalada de las actuaciones de Insausti y Vázquez.
HASTA EL ÚLTIMO ALIENTO
Cuando un guitarrista sale a concierto es porque va a dejarse su aliento. Y hasta el último aliento se aplicaron Unai Insausti y Tomás Vázquez, en un repertorio donde fue perceptible el tono sabroso del son, la danza o la habanera hasta acabar trasladando el furor caribeño de una cubanita, una guajira o el canto de un negro. Insausti y Vázquez, agotaron un programa de piezas breves en un viaje por la guitarrística contemporánea de Flores Chaviano.
Vestidos todos de traje, hicieron un concierto de poco más de una hora, en el que predominó la ejecución magistral de las cuerdas provocando una percepción de efectos auditivos interactuando entre la guitarra y el público. Sus guitarras sonaron y por algún instante nos trasladaron a la Cuba del Caribe, la tierra ancestral de Chaviano. Escuchando cualquiera de las piezas del repertorio, la sensación fue de una transgresión musical que no permitía quitar ojos del escenario, mientras Unai Insausti y Tomás Vázquez, estuvieron luciéndose con la obra de Chaviano.
Fue singular el cierre del concierto con la grafía contemporánea que demostró Tomas Vázquez en toques de madera sobre el cuerpo incautó de su guitarra.
Objetivo cumplido para Chaviano y la Sociedad General de Autores, anfitriona de la noche de la hora didáctica del maestro. Y vendrán otras, en que otra vez Chaviano y, tal vez, Unai Insausti y Tomás Vázquez, vuelvan a explayar su angelical pasión sobre el instrumento de las seis cuerdas.
Recogí algunas opiniones en una noche en que dominó la guitarra en Madrid, mientras fuimos testigos de una actuación selecta y exquisita.
Jesús, un viejo guitarrista de escuela y de estirpe, le dijo a Chaviano desde el público: "Es de esos conciertos que te hace sentir privilegiado, es tu música Chaviano que nunca muere".
"No hace falta ser guitarrista para comprender que oyendo tocar a Unai Insausti y Tomás Vázquez, es como un alimento espiritual al alma.", dijo un viejo paisano de Cárdenas que trajo a Cuba en el corazón.
Y yo, una vez más, me congratulo con una noche mágica entre el maestro y los benjamines, que nos regalaron un maravilloso concierto, demostrando que un gran músico destaca al margen de sus ejecuciones, por su composición exquisita.
Tres palabras quedan, pues tras el concierto del jueves con la obra de Flores Chaviano: humildad, talento y disciplina. Eso nos tributaron y por eso ha de elogiarse.
Unai Insausti y Tomás Vázquez, dieron gusto y encanto a la noche. A salón lleno o no, la Sala Manuel de Falla de la SGAE, brilló una vez más.
Anoche, además de tocar, se hizo música. Una noche de sorpresa, minuto a minuto, que fue homenaje al homenaje: un recorrido por un capítulo breve de la carrera del gran Flores Chaviano.
Gracias, Flores, Unai y Tomás, porque anoche, sobre todo, nos regalasteis virtuosismo, genio y simpatía para entender mejor la música contemporánea y la guitarra en toda su expresión.
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