«24 HORAS DE AGONÍA DE 300 PASAJEROS ESPAÑOLES Y CUBANOS EN EL VUELO DE LA DISCORDIA: CU-471 OPERADO POR CUBANA DE AVIACIÓN»
Por Jesús Díaz Loyola.
EL REVÉS DE UN VUELO
Al borde del río Shannon, que simboliza la sangre azul de los valles irlandeses, se frustra un vuelo entero operado por Cubana de Aviación.
Unos 300 españoles y cubanos amanecieron hoy entre salas repletas, exhaustos sobre los asientos del aeropuerto internacional de Shannon, Irlanda. Superan la noche más ingrata que hayan vivido en mucho tiempo, y lo peor es que no saben que noticia les traerá la mañana.
Ayer, tras una tarde de penurias, solo recibieron un aliciente al caer la noche europea: un vale de 15 euros para alimentar sus ansias de viajeros frustrados, que con mejor suerte ya habrían atravesado el Atlántico y llegado a La Habana. Pero no, el vuelo CU 471 operado por Cubana de Aviación está enclaustrado en el suroeste irlandés.
Entre los pasajeros, mayormente jóvenes, resaltan parejas de recién casados que se abrazan impenitentemente; otros, charlan entre sí o en voz alta; algunos llenan su tiempo leyendo un libro novedoso. En cada uno hay una razón tomando parte activa en el amplio universo de un viaje. Todos albergan la esperanza de abordar, cuanto antes, el avión que les llevará a La Habana.
Cubana de Aviación alquiló el Boeing 767-300 a la compañía portuguesa Euro Atlantic Airways. Paradójicamente, ha malogrado un vuelo destino Caribe por falta de gasolina, según los primeros argumentos. En Irlanda, abandonados a su suerte, todo un pasaje espera. La historia es polémica. Aquí la contamos.
EL VIAJE DEL DESCONCIERTO
EL vuelo CU-471 Madrid-La Habana a las órdenes de Cubana de Aviación, supuestamente había partido a las 3:15 de la tarde del sábado desde la terminal T-1 del aeropuerto de Madrid-Barajas, pero una escala imprevista le desvió al aeropuerto de Shannon, donde aterrizó poco antes de las 10:00 de la noche.
—¡No es posible! —exclamaron algunos viajeros todavía a bordo. Ninguno reparaba en su asombro.
—¿Por qué? ¿Por qué? —preguntaban desorientados.
La tripulación informó que sería una escala breve, una hora quizás. Pero se equivocaron, porque allí comenzó el calvario de 24 horas para 300 pasajeros enclaustrados en el Norte de Europa.
El avión, en realidad, había despegado de Madrid al filo de las 4:00 de la tarde. Ya se tejía el engaño. Al aterrizar en Irlanda, les tienen cinco horas a bordo hasta que les obligan a descender.
Los testimonios en Shannon describieron toda la noche un panorama angustioso y desolador. Cubanos y españoles por todas partes de la terminal aérea. Estudiantes de medicina de Salamanca, residentes de la andaluza ciudad de Sevilla, de Huelva, de Islas Canarias, y hasta madres con sus hijos que se iban a un viaje de ocio. Pero a todos, el destino les ha jugado una mala pasada.
LA VIDA EN EL AEROPUERTO
Al paso de las primeras horas en Shannon, los pasajeros no hacían mas que contemplar impávidos desde las vidrieras panorámicas, el Boeing 767-300 estacionado sobre la pista.
Cuando llegó la media noche, la desesperación por reanudar el vuelo era mas insoportable que cualquier otra necesidad vital. No importaba el clima, aunque hiciera calor; no importaba comer, aunque les invadiera el hambre; no importaba el sueño, aunque el cansancio rindiera a los cuerpos.
Ya de madrugada, el pasaje completo del CU-471 yacía sobre las salas de espera. Todos estaban exhaustos, guarecidos entre los asientos repletos, en los corredores o escaleras de la terminal, tendidos por los suelos y rincones con sus equipajes de mano a cuesta, oyendo el sonido tenue de una música acústica y, poco a poco, desvaneciéndose unos sobre otros. Estaban literalmente muertos de cansancio.
Cualquier comunicación con el mundo exterior era inviable desde Shannon, a no ser que se pagaran las escalofriantes tarifas roaming de la telefonía móvil internacional. Pero todos los ahorros estaban invertidos en aquel viaje, y cualquier sobregasto iba contra las economías de los bolsillos reservados para la estancia caribeña. En el ecuador de la noche, todos los pasajeros, sin excepción, asumieron la clara conciencia de náufragos.
Los estómagos vacíos y el desvelo por la incomodidad de la madrugada les tuvo en vilo todo el tiempo. El acceso a los pocos establecimientos gastronómicos del aeropuerto, se acabó cuando el reloj tocó la media noche y prácticamente todos ya estaban cerrados. Desde esa hora, ya no se sabía que era peor en Shannon, si la incógnita con la reanudación del vuelo perdido o el debilitamiento de 300 cuerpos agotados sin comer ni beber.
En la profundidad de la noche, poco se esperaba, y en el vacío acústico de la sala retumbaba el llanto enternecedor de los niños y las exclamaciones de indignación de parejas de jóvenes recién casados.
—No nos ofrecen ni un lugar para dormir —exclamaban al tiempo que el cansancio les desvanecía.
TRES, CUATRO HORAS DESPUÉS
Al amanecer, ya todos reflejaban en sus rostros el agotamiento por los estropicios de la noche ingrata que les desvió del sueño de un viaje caribeño.
Los representantes de la compañía de aviación habían desaparecido durante la noche en medio de las quejas persistentes de los viajeros que no pararon de increparles en todo momento.
Con la llegada del día, el Sol traspasaba los cristales panorámicos que separaban el interior de la terminal de la pista de despegue. Allí permanecía en su estado apacible el Boeing 767-300, que a cualquier precio debía continuar viaje a La Habana.
Habían pasado 15 horas exactas desde la partida de Madrid. Eran las 7:00 de la mañana, y todo el pasaje no hacía mas que vivir entre la incógnita y el desespero.
LAS NOTICIAS SE CONTRADICEN
Desde que despegó el avión, la página web del aeropuerto de Barajas, indicaba en su lista de salidas que el vuelo con hora de partida 3:15 P.M. del sábado, marchaba de acuerdo con lo programado.
Si Barajas desinformaba, peor hacia la página en Internet de Cubana de Aviación, que reiteraba la información sin vacilación y anunciaba la llegada a La Habana del CU-471, tal como estaba previsto: 7:40 P.M.
AGONÍA EN UN PARAÍSO
No se puede entender. Nadie se explica que Irlanda figure hoy en el séptimo lugar de las naciones más adelantadas del mundo en el índice de desarrollo humano, y ahora mismo en los parajes de su entorno, a la sombra de los valles de Shannon, el pasaje integro de un vuelo, viva sembrado en la angustia y la desesperación.
El río Shannon atraviesa a Irlanda y Gran Bretaña con 386 kilómetros de extensión. Divide el país al oeste, al este y al sur. Allí, en torno a sus márgenes, se levanta el majestuoso aeropuerto de Shannon, el mismo donde ha pasado toda una noche varado, el pasaje completo de un vuelo capitaneado por la aerolínea Cubana de Aviación.
En la guerra con los ingleses, los irlandeses se arroparon detrás de ese río para poder resistir, y ese entorno era considerado tierra del infierno. Hoy no lo es, sin embargo se levanta tras de Shannon un aeropuerto que es ahora mismo trinchera ingrata de 300 pasajeros que miran con ansias volver a tomar pista, y recordar mejor a Shannon por la belleza de su paisaje natural que no por la desgracia que les trajo el azar.
LA NOTICIA DE LA CONFIRMACIÓN
La cifra oficial la difunde desde bien temprano la agencia EFE: "Alrededor de trescientos pasajeros del vuelo chárter operado por la compañía Cubana de Aviación, que salió de Madrid con destino a La Habana, están varados en el aeropuerto irlandés de Shannon, en donde el avión tuvo que aterrizar por presuntos problemas técnicos, según denunciaron ocupantes, molestos además porque la tripulación les "abandonó" por rebasar sus horas de trabajo."
"Daniel Díaz, estudiante de medicina de la Universidad de Salamanca, que se dirigía a Cuba con un grupo de 90 universitarios en viaje de fin de carrera —relata el cable—, dijo que los tripulantes del Boeing les dieron en vuelo diferentes excusas como "avería en una rueda" para justificar su aterrizaje en el aeropuerto irlandés, en el que no tenía previsto hacer escala porque era un vuelo directo."
"En el aeródromo de Shannon, los pasajeros, la mayoría futuros médicos y parejas de recién casados, permanecieron cerca de cinco horas dentro del avión estacionado en pista hasta que les obligaron a desembarcar tras haberles informado que había una "despresurización" de la cabina."
"Una vez allí, la tripulación se marchó porque, según les indicaron, habían rebasado las horas reglamentarias de trabajo, por lo que regresarían al aeropuerto al siguiente día (domingo), para proseguir el viaje."
Confirmado, pues. Una historia de engaños y mentiras.
Narra el informe que "el estudiante, natural de León y que obtendrá su licenciatura en Medicina este mismo mes, aseguró que les dejaron en los pasillos del aeropuerto sin comida y sin alojamiento, porque, según les dijeron, estaban llenas las capacidades en hoteles al haber una "huelga" y "fiestas" en Shannon".
Es todo lo que se supo durante la mañana.
EL VÍDEO SE VUELVE VIRAL
UN MES DESPUÉS
La historia acabaría dando la razón, un mes después, a los casi 300 pasajeros del CU-471 y una indemnización económica que la compañía Cubana de Aviación tuvo que abonar en compensación por el vuelo malogrado.
EL VÍDEO SE VUELVE VIRAL
ÚLTIMA HORA: 12:00 M DEL DOMINGO
A la altura del mediodía del domingo, las listas de salidas en el aeropuerto de Shannon, anuncian que a las 4:00 P.M., después de un día entero, reanudará su viaje el vuelo CU-471 con destino a La Habana.
El Boeing 767-300 se alista.
Cuando por fin los 300 pasajeros vuelven a estar a bordo, una sensación de satisfacción se adueñó de todos como el que despierta de un sueño. Desde sus asientos, junto a las ventanillas y al borde de los pasillos, todo lo que exteriorizan es satisfaccion tras 24 horas de espera. Y eso tienen también los aviones, que en el minuto mas insospechado pueden deparar un episodio ingrato como le acaba de suceder al CU-471.
Cuando el avión despegó, las mujeres abrieron sus equipajes de mano y comenzaron a retocar con sus maquillajes sus rostros agitados después de una noche de vigilia y zozobra. Ahora, solo importa llegar a La Habana.
Antes de que transcurriera la primera hora de vuelo, poco a poco, todo el pasaje fue bajando las puertas de sus ventanillas, extendieron sus asientos, se cubrieron con mantas del frío interno del avión y se echaron a dormir sin pausa durante las 12 horas que deparaba la llegada a La Habana.
12 HORAS DESPUÉS
Cuando el Boeing aterrizó en La Habana y la puerta de la escalerilla se abrió, españoles y cubanos se fueron dispersando en una rebatiña incontenible por tocar la anhelada tierra cubana, que durante las 24 horas anteriores les pareció un sueño eterno. Por fin, La Habana.
La historia acabaría dando la razón, un mes después, a los casi 300 pasajeros del CU-471 y una indemnización económica que la compañía Cubana de Aviación tuvo que abonar en compensación por el vuelo malogrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deje su comentario aquí