Su devoción por estudiar se hizo más fuerte desde el mismo día de 2008, en que tuvo el pergamino de médico en sus manos y le atrapó el anhelo por hacer una especialidad.
Estos días, nueve años después, con el sobresalto de sus afanes, me dijo: “Estoy luchando para salir adelante, deseosa por llegar a tercero (de Reumatologia) para ver el final mas cerca (el nuevo título); me va bien y me siento segura.”
Sueña, siempre ha soñado. Va a buscar lo que se propone y lo consigue. El ímpetu por ser mejor cada día son propios en ella. Antes no tocaba un libro, y ahora los libros desbordan el interés por su carrera.
Me pide libros y más libros, y se los envío sin reparo porque se muy bien que ya reflejan la amplitud de los gustos de la joven que dejé con 16 años. No tiene vicios como asumiendo la autoridad moral a que le reta su profesión de médico para combatir todo mal adictivo que aqueja al paciente.
Ahora tiene 34 y es una mujer cabal en todo la dimensión de la palabra, y una madre excepcional que ya nos regaló la viva alegría de una herencia familiar: Danna Isabel.
Le gusta cocinar con un fervor inusitado. Todo lo que empieza lo acaba. Se mantiene en excelentes condiciones físicas, cual si fuera otro reto moral del médico ejemplar.
Cada día, cuando se ha bajado de su jornada fecunda entre los servicios médicos en el hospital provincial de Santa Clara y su docencia como futura especialista en Reumatologia, una de las cosas que más le gusta hacer es andar y detenerse a meditar, tal vez organizando la agenda del siguiente día.
Esa es mi hija y esta es la visión más grata que tengo de ella, que tenemos todos en la familia, al saber que en muy pocos años, Liane Díaz Pérez será una nueva especialista que ganarán Cuba y la Salud Pública.
En realidad, siento una gran satisfacción cada vez que ella me llama o me escribe y dice: “Estoy luchando para salir adelante, deseosa por llegar y ver el final”.
Entonces es el momento de la vida en que me siento ser yo mismo y pienso que mi legado de padre se ha cumplido. Es un alto grado de satisfacción como lo sentirá también mi otro emprendido retoño, Raiko Daniel.
Los dos, en horizontes diferentes son hijos maravillosos que iluminaron una familia entera.
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