30 septiembre, 2009

El concierto de La Habana en el punto de mira de la prensa internacional

El pandemónium que rodeó a Juanes

La paz no tuvo fronteras, pero los medios dijeron algo más

Para que más de un millón de personas dejaran en La Habana este septiembre su canto y respaldo a la paz, no fue más necesario que salir de casa, llegar y estar allí.

Para que todo un mundo mediático se ensañara con la otra realidad, también ha sido fácil: Haber ido allí, rastrear hasta el último detalle de lo visible e invisible, volver a una redacción, cocinar las crónicas y bombardear.
La otra cara de la moneda, la presentó así INFORMATIVOS TELECINCO (España)

Presión por parte del exilio cubano, por parte del régimen, por las expectativas... el concierto 'Paz sin fronteras' se celebró finalmente pero sus organizadores, Juanes al frente, recorrieron un duro camino previo, llegando a plantearse incluso suspenderlo rotos por la presión.

La Plaza de la Revolución de La Habana vibró con el concierto 'Paz sin fronteras' promovido por Juanes. Tras muchos esfuerzos, el colombiano y los cantantes que les acompañaron consiguieron actuar en Cuba.

"No podemos más ya. Cumplimos con todas las buenas voluntades y con todo lo que se nos pidió. Todo, todo..." protesta un Miguel Bosé muy molesto. "Venimos con buena voluntad, sin ningún discurso político... Qué desbloqueen esta situación o no hay concierto".

"Basta ya, estamos muy molestos, muy molestos... nosotros venimos por los jóvenes de Cuba con todo el cariño y respeto y encontramos muchas barreras", protesta Juanes.
"A ver dime ¿qué hacemos? ¿Nos vamos ya de Cuba?", dice el colombiano y afirma que no pueden permitir "que la gente que ha venido a ver el concierto normal no pueda entrar".

Esta tensa discusión tuvo lugar en la entrada del Hotel Nacional de La Habana y fue recogida con teléfonos móviles por los asistentes. Olga Tañón intentó en distintos momentos calmar a Juanes y a Bosé, entre lágrimas..

Finalmente, el concierto se celebró. Artistas emocionados, asistentes entregados... Según reflejan distintos medios, la barrera para el público 'preferente' no se colocó. El diario oficial Granma cuenta que no hubo ningún tipo de presión y que el concierto no fue manipulado por el régimen.

Tras el evento, los participantes en él no han hecho declaración alguna y los medios se hacen eco de la polémica a través de este y otros vídeos colgados en la Red. Lo que demuestra una vez más que, vengan de donde vengan los intentos de censura, las nuevas tecnologías e Internet son muy difíciles de controlar

Esta fue la imagen del concierto en un periódico dirigido a la inmigración en España

Juanes por poco suspende el concierto “Paz sin fronteras”
Periódico Latino

Víctor Sánchez Rincones

A las 11:30 de la mañana, en medio de un calor infernal, miles y miles de personas cogían posición en la Plaza de la Revolución para vivir un directo jamás visto en este país donde nadie habla más de la cuenta por miedo a represalias de los que tienen el poder. Al principio, lo que se prevía iba a ser un concierto ordenado, se convirtió en pocos minutos en un infierno total.

Las vallas que separaban a los asistentes del escenario fueron arrancadas de tajo por un público desaforado que buscaba un mejor ángulo para ver a sus artistas favoritos. A partir de ahí, empezaron los empujones, las asfixias y los desmayos. Los socorristas no dieron abasto con tanto chico sudoroso y con la cara enrojecida que clamaba por un poco de agua.

De acuerdo con un asistente de entera confianza de Juanes, el concierto se decidió hacer a esa hora para abaratar los costos de la producción y evitar así el gasto de energía. “Esto debió presentarse a las 6:00 de la tarde y no al medio día, porque es un crimen contra la salud de cualquier ser humano”, señalaron muchos colegas de la prensa, quienes también se quejaron hasta la saciedad del sitio donde fueron colocados los redactores, camarógrafos y fotógrafos.

A pesar de todos estos inconvenientes, hay que decir que la juventud cubana vivió como nunca un show que hizo llorar a Miguel Bosé y a Olga Tañón. Ésta última, la más conmovida y quizás una de las más atacadas por el exilio de Miami...


La agencia española EFE tomó la primera declaración de satisfacción

Olga Tañón dice que no se arrepiente de haber cantado en Cuba
Fuente EFE

La cantante Olga Tañón, desde su natal Puerto Rico y pese a sufrir un ataque de asma en medio de la rueda de prensa, dijo que no se arrepiente de haber cantado en Cuba el pasado domingo en el concierto "Paz sin Fronteras".

"La mujer de fuego" formó parte del espectáculo que se realizó en la Plaza de la Revolución en La Habana, junto al colombiano Juanes, el español Miguel Bosé, las agrupaciones cubanas los Orishas y los Van Van y el boricua Danny Rivera, entre otros.

Más de un millón de personas asistieron al espectáculo, al que incluso el propio gobierno cubano expresó su respeto y aplaudió la gesta de los artistas.

"Sí lloramos, pero al pasar trabajo, ves un millón de personas frente a tu cara, y ves que hiciste lo correcto", expresó Tañón.

"Ha sido maravilloso. Paz sin Fronteras se logró. Y sí, es real, y siento que es tiempo de cambiar para Cuba, Puerto Rico y el mundo entero. Y volver a empezar y echar pa'lante al país", agregó.

Sobre el vídeo divulgado esta semana en el que Juanes amenaza con suspender el concierto, Tañón aclaró que "no fue cierto de que habíamos exigido que sólo los que tenían camisas blancas iban a entrar".

"Juanes también se vio vigilado. Pudo pasar lo que haya pasado, pero lo que pasó fue un micro de lo que fue un macro. Lo más que me gustó fue que no se habló de política. Hicimos historia", aseguró la artista.

El diario cubano Granma ha difundido que el músico colombiano fue víctima de una "encerrona" en Miami de Emilio Estefan, Willy Chirino y Raúl Alarcón, quienes intentaron infructuosamente presionarlo para politizar su concierto en Cuba.

Granma señala que el productor Estefan, el cantante Chirino y el empresario Alarcón intentaron arrinconar al artista "con propuestas espurias que desnaturalizarían el carácter de un concierto que el propio Juanes pidió fuera 'blanco', sin alusiones políticas de ningún tipo".

La intérprete de "Mentiroso", "Muchacho malo" y "Serpiente mala", agregó que no "hubo agresividad" de parte del gobierno cubano hacia los artistas y que volvería a Cuba a presentarse, pues los seguidores corearon todas sus canciones, acto que le impresionó.

"Lloré cuando llegué y cuando me fui, pero lo más que me alegró fue que la gente de Cuba me conoce desde mis primeros años en la música en el 1992", dijo.

Enfatizó que "Cuba no era ni una cosa ni la otra" de lo que le decían de la isla caribeña que vive un régimen comunista desde 1959, pues reconoció que aunque "mucha gente sí quiere brincar el charco, hay otras que se quieren quedar".

Este es el enfoque que difunde el portal CubaDebate desde La Habana

Lo que Juanes nos dejó

Emociones, expresiones, recepciones del público y distorsiones de la prensa internacional en el concierto Paz sin fronteras, de La Habana.

Pedro Prada

Pasado el estado de parálisis, o de shock, en que el pueblo de Cuba y sobre todo su juventud, dejaron a quienes bregaron larga, ardua y ponzoñosamente por la cancelación primero, por el fracaso después, o por la manipulación política del Concierto Paz sin Fronteras, ha comenzado a proliferar una sarta de analistas de prensa que trazan parábolas indescriptibles entre dichos y hechos de la jornada.

Nunca quisimos politizar el concierto ni sus interpretaciones. No nos lo propusimos, ni lo hicimos, pero algunos decidieron desatar el pandemónium, sin percatarse que, como el bumerán, puede golpearlos. Podíamos habernos ahorrado este fatigoso ejercicio, pero como los medios transnacionales globalizados ya se orquestan para el control de daños por lo que quisieron fuera y no fue, y sus mentiras ya suenan a ofensa, al menos este periodista -testigo de la fiesta - siente la necesidad de hacer algunas precisiones.

Dicen que el tono lo marcó la inspirada Tañón cuando transmitió el beso de una hija a un padre al que no ve hace veinte años. Nadie hurgó en razones, pero los periodistas debieron recordar que la Administración Bush estableció una grosera y selectiva caracterización de la familia cubana y decretó quiénes, cuándo, cómo y con qué frecuencia podían venir a la isla a visitar a los suyos. Debieron también recordar que ya desde antes, los cubanoamericanos, como los propios estadounidenses, tenían -y tienen- límites anticonstitucionales a su libertad de movimiento, impuestos por el gobierno de Washington.

Afirman que el concierto comenzó signado por la expresión It´s time to change (es tiempo de cambiar) Por alguna razón, los artistas, todos latinos, eligieron pronunciar esas palabras en inglés y no en español. ¿Por qué? La audiencia que tenían ante ellos era toda hispanoparlante. ¿A quién se dirigían? Es obvio que lo hacían a otra audiencia. Por cierto, esas mismas palabras las enarboló el Presidente Obama para llegar a la Presidencia. Millones de estadounidenses creyeron en ellas, pero en Miami y en los círculos más ultraderechistas las abuchearon. En Cuba, la opción del cambio la enarboló y defendió con su vida el propio Fidel, desde mucho antes, legándola en su noción de Revolución...

El columnista de CubaDebate analiza algo más

Ni tampoco se ha carecido de traductores de canciones, que se apropiaron del estribillo de la canción de Miguel Bosé que dice Dame una isla en medio del mar. Llámala libertad. ¡Qué fastidio! Cómo se puede ser tan ramplón e ignorar que no precisamente por las razones que enarbolan, este país ha sido conocido en el mundo con el glorioso epíteto de la Isla de la Libertad.

¿No habrán oído las canciones del “oficialista” Silvio Rodríguez y del “contestatario” Carlos Varela; conocerán las novelas “críticas” de Padura y los versos “independientes” de Lady Fernández; habrán visto el cine “punzante” de Titón y Fernando Pérez; sabrán de los trazos “libres” de Kcho cruzando bordes en sus botes? ¿Entenderán los afanes de religiosos, ateos, heteros y homosexuales, mujeres y hombres, blancos, negros y mestizos por construir espacios mejores, más amplios y más críticos de convivencia libre, que superen el marco estrecho de leyes y políticas, y se establezcan como cultura de vida, que es algo más revolucionario, profundo y duradero que las formalidades? Esclavos del dinero y de sus editores, qué sabrán esos periodistas de la verdadera libertad humana.

Y entonces, como si todo esto fuera poco, y cuando la millonaria multitud habanera redimió de la aplanadora miamense a los discos de Juanes, se nos apean además con un cuento truculento de conspiración y espionaje contra los artistas, y ¡oh, revelación!, dan a conocer una supuesta grabación secreta de acoso y protesta para demostrar que los músicos fueron acosados, que por eso gritaron ¡Viva Cuba! y, dicen también, que ¡Viva Cuba libre!.

No les consta nuestra terca voluntad de ser libres al cabo de cincuenta años de guerra contra el mayor de los imperios. No han visto las vallas y muros de La Habana donde los grafitis proclaman la misma e indeclinable voluntad. No han escuchado los actos populares terminados a puro grito de guerra de nuestros mambises; no se han percatado siquiera que Raúl Castro, que ha sido desde su cuna un hombre de Patria o Muerte, suele concluir además sus discursos con el grito primigenio de todos nuestros patriotas. Ni siquiera han podido disfrutar de los animados de Elpidio Valdés, que nos enseñaron desde niños a saber y defender que Cuba es y tiene que ser libre. ¡Qué bochorno de periodistas y prensa!

En cualquiera de los casos, las últimas que siguen son puntualizaciones dichas con cierta astucia en este enfoque del diario suramericano Hoy

No será Juanes quien convenza a los EEUU de levantar el embargo
Por Ana María Correa

¿A alguien que miró el concierto organizado por el cantante Juanes le cupo la menor duda de lo profundamente conmovedor y político que fue el concierto Paz sin Fronteras? Más de un millón de jóvenes cubanos, todos vestidos de blanco, bajo el sol canicular de la Plaza de la Revolución de La Habana, cantándole a la paz y a la libertad, ¡nada menos que eso!

Esta es la misma plaza de las concentraciones castristas, pero también es el lugar en el que, hace 11 años, el Papa Juan Pablo II pidió "que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba". Esta vez, sin embargo, no hubo Papas carismáticos, peor consignas políticas frente a las cuales el pueblo cubano tuviera que asentir mecánicamente. Solo artistas en un concierto que se convirtió en una suerte de desahogo colectivo, de gente conectada por el calor de la música y el ambiente, por las ganas de bailar. Y, sin embargo, repito, el concierto fue absolutamente político. Me pregunto qué pensó el recalcitrante exilio cubano luego del concierto. ¿En qué quedó la supuesta apología de la revolución castrista? Al menos unos cuantos de ellos debieron morderse la lengua, pues el concierto resulto todo menos una oda al régimen de Castro.

La Habana, 2009, resuena entre un millón de almas de blanco: "Dame una isla en el medio del mar, llámala libertad...", Miguel Bosé y Juanes, entonando "Nada particular". La escena es conmovedora hasta el escalofrío. El siguiente momento de clímax vino con el himno de Juanes. "Los hermanos ya no se deben pelear, es momento de recapacitar, es tiempo de cambiar, it"s time to change, es tiempo de cambiar… es tiempo de saber pedir perdón, es tiempo de cambiar, en la mente de todos, el odio por amor… Si te pones a pensar, la libertad no tiene propiedad. Quiero estar contigo, amor, quiero estar contigo, amor, quiero estar contigo, amor…". "It´s time to change", haciendo olas ante un mar de millares de cubanos emocionados. ¿No se habrá conmovido también Raúl Castro al escucharlo? ¿No presenciamos un acto profundamente contrarrevolucionario a pesar de que muchos pensaron que sería exactamente lo contrario?

Juanes afirmó: "Todos hemos logrado vencer el miedo y hemos logrado llegar hoy aquí. Vencimos el miedo. Espero que también ustedes lo puedan vencer". Fue un mensaje de coraje, amor y tolerancia. A pesar de todas las críticas que se puedan tener del afán de figuración del artista, no se puede soslayar el llamado estremecedor y profundo hacia la reconciliación de Cuba y, a la vez, la invitación fresca hecha desde la música para que lleguen los vientos de cambios a la Isla. Obviamente, no será Juanes quien logre convencer a los EEUU de levantar el embargo hacia Cuba, como tampoco será él quien persuada al clan Castro de ir hacia la democratización y la apertura de la Isla. Sin embargo, algo sucedió en La Habana el domingo, algo paradójicamente evidente e imperceptible: la Plaza de la Revolución ya no es la misma.

Por primera vez en años, quizá, los cubanos pudieron olvidarse de sus propias cargas y restricciones materiales para poder soñar y vibrar con ídolos a quienes en su aislamiento quizás jamás escucharon. La música probablemente llevó a la catarsis colectiva. La tarde del domingo dejó un sutil pero tremendamente incómodo mensaje.

Y esta puntualización final de Latino (España)

Cuba se abre al mundo con el concierto de Juanes
Periódico Latino

Víctor Sánchez Rincones

La Habana es una ciudad de contrastes y equivocaciones. Sus extrañezas están en que el turista tiene más privilegios que el que ha nacido aquí. Si vas por sus calles hermosas, antiguas, donde los edificios (hablo del casco histórico) se caen a pedazos, percibes que lo que hace grande al cubano es su paciencia, su fuerza de seguir en medio de las dificultades y del dolor.

Si preguntas qué piensan del concierto de Juanes este 20 de septiembre en la Plaza de la Revolución, la mayoría de los cubanos lo toman como un hecho anecdótico, que pasará, pero que no modificará para nada el esfuerzo y el sacrificio de una sociedad que lucha cada día por no perder su inocencia y, quizás su principal virtud, el cariño hacia aquellos que no saben lo que es ver el mundo a través de sus ojos.

En La Habana el concierto de Juanes no se cuece, no se polemiza como en Miami. Todos, sin excepción, se sienten maravillados con el sólo hecho de que la Plaza de la Revolución ya no será (por un día) un fortín de manifestaciones políticas, sino un centro donde la música unirá como siempre a una sociedad que habla con verdades a medias.

En esta crónica los nombres sobran. Casi nadie quiere decir cómo se llama o cómo se apellida.
“Asere (amigo) aquí hay que luchar duro. Por lo menos Juanes está haciendo algo por esta sociedad que nunca ha tenido un concierto de esta magnitud”.

“Asere, que viva Juanes, que viva la gente que se atrevió a venir aquí a darnos un poquito de alegría. Cuba no es lo que otros ven. Aquí hay penas, hay dolores como en cualquier parte del mundo, pero que quede claro: nuestra libertad no la construyen los de Miami”.

HABLA JUANES

En entrevista a este medio de comunicación, Juanes manifestó que el concierto abre una “gran oportunidad para olvidar el odio y el dolor agudo sufrido por el exilio de la Isla”, así como para fomentar la esperanza de cambio y defender la idea de paz y tolerancia. “Simplemente se trata de un gesto humanitario”, aseguró.

POCOS SE MOJARON

Lo cierto es que como ha afirmado el enviado de Latino el hermetismo ha predominado en todo momento, de un lado y del otro. Nadie quiso ‘mojarse’ y todos temieron dar un comentario fuera de lugar. Lo único claro es que todos quisieron ir, y fueron, todos querían ver a sus estrellas, y las vieron. Todos los que quicieron escribir, escribieron.

Por encima de todas las cosas, Juanes es el gran triunfador, un defensor de la paz por doquiera que va, y que en todo momento mantuvo su decisión de ofrecer este concierto en La Habana, guste o no guste, a pesar de toda a presión, e incluso de las amenazas de muerte que él y su familia han recibido este último mes.

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