⚓️CAIBARIÉN: "MELÓN”,
EL MAR Y LAS VELAS 🌊⛵️
▪️Rolando Pérez Llada, el hombre que se pasó la vida entre remos, velas y canoas.
◾️Jesús Díaz Loyola.~
▪️📸 Fotos del camarógrafo Yosvany Mayoral
(Centro Norte de TV Caibarién)
Ni “Melón ni yo, hubiéramos podido imaginar que más de treinta años después estaría contando su historia, aún después de muerto. Ahora, con 55 años vividos, sé que haber nacido en Caibarién ha sido la mejor cosa que me ha pasado en la vida. Todas las vivencias de mi juventud son gratas. Así que recuerdo al pueblo como era: un rinconcito pesquero al borde del Atlántico, donde se conocía todo el mundo y todo era ilusión por vivir cuando mirábamos al futuro sin que nos marcara todavía la nostalgia.
En las noches, cuando la brisa soplaba desde la costa y el clima era más agradecido, el centro se llenaba de almas para entretener la vida. Los más jóvenes, nos extasiábamos dando vueltas en el parque tras las novias de entonces. Los días de verano, el calor era tan abrasador, que en Caibarién no había mejor opción que irse a la playa a refrescar el cuerpo.
Para llegar a la playa, que estaba en la punta de una pequeña península, tomábamos unos ómnibus desgastados que recorrían las principales calles repletos de gente. Muchas veces se quedaban a mitad de camino. Por eso, algunos preferíamos hacer el trayecto caminando o en bicicleta, sin importarnos el sol castigador del Caribe.
Aquellos años, mi vida de principiante en el periodismo la marcaba la pasión tras las noticias del club más saludable de mi pueblo: la base de deportes náuticos que estaba en la misma ribera del balneario.
Allí siempre había un hombre: Rolando Pérez Llada, el célebre "Melón”, que con el tiempo se convirtió en la persona clave de los practicantes del yatismo en todo Caibarién. Tenía 87 años cuando se murió el pasado domingo 17 de marzo. No era el mismo hombre vital de 40 años atrás, cuando sobre él pesaba la responsabilidad de comisionado de deportes náuticos. Su vida había cambiado
mucho y ya estaba totalmente encanecido.