Dicen que escucha más que habla, tiene cierto atractivo y le llaman
"El hombre que está llamado a ser el próximo gobernante de Cuba no puede ser más diferente de lo que hoy tienen en la isla, exceptuando que fuera mujer y negra. Pero Miguel Díaz-Canel, próximo a los 58 años, no se apellida Castro, es ingeniero eléctrico sin carrera militar ni batallas de Sierra Maestra", escribió en 2013 el periódico vasco EL CORREO DE BILBAO.
“Si ha sido nombrado por Raúl Castro, es más de lo mismo”, opina la escritora cubana Zoé Valdés, radicada en París. (a la izquierda)
Isabel Ibáñez/Hoy de Badajoz/Atrio Press
El 'Richard Gere cubano'
"El hombre que está llamado a ser el próximo gobernante de Cuba no puede ser más diferente de lo que hoy tienen en la isla, exceptuando que fuera mujer y negra. Pero Miguel Díaz-Canel, próximo a los 58 años, no se apellida Castro, es ingeniero eléctrico sin carrera militar ni batallas de Sierra Maestra", escribió en 2013 el periódico vasco EL CORREO DE BILBAO.
“Si ha sido nombrado por Raúl Castro, es más de lo mismo”, opina la escritora cubana Zoé Valdés, radicada en París. (a la izquierda)
La
periodista también cubana en Villa Clara (provincia de donde es oriundo Díaz-Canel), Mercedes Rodríguez (a la derecha junto a Fidel), escribió estas
palabras que parecen proféticas: «La gente le cree, le agrada su figura y esa
manera suave pero firme de llamar la atención. Disfruta con una canción de los
Beatles, de Silvio, de Pablito; un poema de Benedetti, de Neruda... Importante
le resulta existir intensamente. Con hombres así, mi país avanzaría más rápido».
Digo yo, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, el número dos cubano, candidato al poder de la isla, “es, sobre todo, un hombre cercano y de a pie”.
En Cuba se
habla de él, se habla de sus formas, sus costumbres y su tiempo noble, los
años de la gran incondicionalidad a Fidel y su Revolución. Eso nadie lo puede
negar, aunque hoy muchos pensemos diferente. Digo yo, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, el número dos cubano, candidato al poder de la isla, “es, sobre todo, un hombre cercano y de a pie”.
Como le conté a Isabel:
«Le corresponderá a él y a otros como él, llevar a Cuba por nuevos senderos, lo
que la sociedad espera y desea (dentro y fuera). Y aunque irreversiblemente
ahora será un continuista de la Revolución Marxista, deberá mirar hacia
adelante y pensar en la necesaria renovación». (JDL)
Le llaman el
Richard Gere cubano, ama el deporte y defiende a los gays. Si nada se tuerce,
Díaz-Canel pondrá fin este jueves a la era de los Castro.
Isabel Ibáñez/Hoy de Badajoz/Atrio Press
VISTO desde fuera, el hombre que está llamado a ser el próximo gobernante de Cuba no puede ser más diferente de lo que hoy tienen en la isla, exceptuando que fuera mujer y negra. Pero Miguel Díaz-Canel, próximo a cumplir 58 años, no se apellida Castro, es ingeniero eléctrico sin carrera militar ni batallas de Sierra Maestra. Dicen que escucha más que habla, tiene cierto atractivo -le llaman el 'Richard Gere cubano'-, es de provincias y defensor de gays, lesbianas y transexuales en un país donde la homofobia aún habla por boca de muchos camaradas. Raúl Castro le designó su sucesor en 2013, al proclamarle vicepresidente del Consejo de Estado. «El compañero no es ni un advenedizo ni un improvisado», dijo como excusando su juventud en un país que ha hecho de la gerontocracia un arte de gobernar. Raúl confirmó entonces que sus días como jefe de la nación están contados, y ya han llegado a si fin. Este mismo abril de 2018, Raúl Castro deja el poder con 87 años. Pero la longevidad sigue teniendo garantía en la isla.
Dos años ha necesitado Díaz-Canel, serio en la política, bromista en la intimidad, para forjar su imagen de digno mandatario y encajar en un pueblo acostumbrado al carisma primero de Fidel y después de su hermano Raúl. Los viejos militares que integran el aparato del partido, muchos de ellos guerrilleros, tendrán que obedecer ahora órdenes de un civil que solo ha cumplido con el servicio militar obligatorio de tres años en unidades antiaéreas. Aunque la Constitución cubana deje claro que el poder recae en el Partido Comunista.
Díaz-Canel nació en la provincia de Villa Clara, en el centro de la isla. Allí, en la ciudad de Santa Clara, descansan los restos del Che Guevara, lo que la convierte en lugar de peregrinación. Otros llegan cautivados por motivos bien dispares: Villa Clara fue pionera en dar cobijo y libertad al movimiento homosexual y transexual cuando la homofobia era más común en la isla (en esa época se rodó 'Fresa y chocolate' -1994-, sobre la represión de los gays en los años setenta).
"El Mejunje" o "La cueva"
En Santa Clara, donde vive la primera funcionaria cubana transexual (sufrió dos años de cárcel), El Mejunje abre sus puertas, un punto de encuentro, un centro cultural que desde hace más de tres décadas es refugio de rebeldes, tatuados y rockeros cuando esta música andaba proscrita de facto. En este garito se le podía ver a Díaz-Canel con su melena, aficionado al rock (uno de sus dos hijos toca en un grupo de «música alternativa»), como dirigente de la Juventud Comunista y, luego, primer secretario del Partido en la provincia. «Fue incondicional en los momentos más difíciles», recuerda Ramón Silverio, anfitrión de El Mejunje: «Un aliado, un amigo. Cuando al Mejunje aún lo llamaban 'la cueva de los maricones', él tuvo toda la comprensión del mundo, nos traía a compañeros, políticos, artistas... La gente lo sintió mucho cuando lo mandaron a Holguín...».
Añade Silverio que es «cercano, gente honesta que no ha cambiado». Le recuerda bailando, escuchando a los Beatles, amante de la cultura y el deporte; jugaba al fútbol, al béisbol y al baloncesto... Precisamente en los entrenamientos de basket coincidió Díaz-Canel con Guillermo Fariñas, disidente cubano famoso por sus huelgas de hambre, que le define como «afable, exigente y pragmático», aunque «no es el Gorbachov cubano», avisa.
Era de esperar que, en un país donde todo suele ser blanco o negro, estas novedades no convencieran a los anticastristas. Hasta su apellido sirve para llamarle «canelo». En resumen: si ha sido nombrado por Raúl Castro es más de lo mismo. Así opina la escritora Zoé Valdés: «¿Crees que un hombre de Raúl Castro, nombrado a dedo, constituirá una novedad? Ha habido otros y mira dónde están, tronados, en Plan Pijama (retiro forzoso) o en prisión domiciliaria, y algunos tenían una carrera más gruesa e interesante que este señor. Sin nombrar a los asesinados o muertos en extrañas circunstancias».
Francisco Rodríguez, periodista del diario 'Trabajadores' -órgano de la central sindical-, gay y bloguero de influencia (paquitoeldecuba.wordpress.com), no se atreve a calificar a Díaz-Canel como la gran esperanza del movimiento gay, «porque no es algo de una persona, pero su apoyo es muy importante». Sobre su ascenso, considera que «nadie con criterio serio puede descalificar un cambio de este tipo. Tiene experiencia desde la base, no es un dirigente probeta, ha pasado por muchos puestos hasta que fue ministro de Educación. Da la impresión de escuchar más de lo que habla y hay que reconocer que con 57 años tiene una imagen muy atractiva, que no viene mal en una figura política incluso en Cuba», zanja.
Rumba, ron y cubanas
También le conoció en su juventud el periodista cubano afincado en España, Jesús Díaz Loyola (atriopress.blogspot.com.es): «Me saca cuatro años. Nos encantaban la rumba y las cubanas, el ron y la cerveza. Su melena es la misma que ha llevado hasta hace poco, la que llevábamos por moda. Pocas veces usaba los 'Lada 1600' soviéticos porque iba en bicicleta. Es un hombre cercano, de a pie. El espíritu de atleta, común a todo cubano, lo justifican en él las colosales marchas juveniles, caminábamos días enteros, nos divertíamos, acampábamos en cualquier parte, dormíamos y hasta ligábamos con alguna criolla, pero sobre todo eran los años nobles de la gran incondicionalidad a Fidel y su Revolución. Eso nadie lo puede negar, aunque hoy muchos pensemos diferente». Y concluye: «Le corresponderá a él y a otros como él llevar a Cuba por nuevos senderos, lo que la sociedad espera y desea. Y aunque irreversiblemente ahora será un continuista de la Revolución Marxista, deberá mirar hacia adelante y pensar en la necesaria renovación».
En aquellos años de Villa Clara, la periodista y paisana suya, Mercedes Rodríguez dejaba escritas estas palabras que parecen proféticas: «La gente le cree, le agrada su figura y esa manera suave pero firme de llamar la atención. Disfruta con una canción de los Beatles, de Silvio, de Pablito; un poema de Benedetti, de Neruda... Importante le resulta existir intensamente. Con hombres así mi país avanzaría más rápido».
Nació el 20 de abril de 1960 en una finca familiar en Las Villas, en el centro de Cuba. Su padre trabajaba en una planta de cerveza y su madre era maestra. En 1982 se graduó en Ingeniería Civil. Después cumplió con el servicio social, pero no es militar. Con su primera esposa tiene dos hijos treintañeros. Ahora está casado con una profesora universitaria.
Trabaja de profesor universitario y entra en la Unión de Jóvenes Comunistas. Entre 1987 y 1989 cumple una 'misión internacionalista' en Nicaragua. En 1994 se convierte en primer secretario del partido en Villa Clara. En 2003 pasa a Holguín. En 2009 le nombran ministro de Educación Superior. Y en 2012, vicepresidente del Consejo de Ministros. Este jueves, 19 de abril, será elegido nuevo presidente de Cuba después de casi 60 años bajo el poder de los Castro.
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