03 mayo, 2018

EL HOMBRE MÁS VIVAZ Y PARRANDERO DE CAIBARIÉN, LA VILLA BLANCA 🌊

Juan Carlos Rosa Álvarez, "La Cotorra"
CRÓNICA DEL ADIÓS A UN HIJO NOBLE DE UN PUERTO CUBANO Y PESCADOR 

«Son buenas gentes, que aman, 
sueñan y piensan, y que un buen día, 
como tantos, reposan bajo la tierra». 
▪️Antonio Machado.
JUAN Carlos Rosa Álvarez era de pico fino allá en mi pueblo cubano y pescador. Y no porque le llamaran "La Cotorra”, más bien porque su sorna irónica y burlona estaba siempre en el centro de las tertulias, en llevar la euforia a las congas callejeras y ponerle alma, corazón y vida a las parrandas de Caibarién, un puerto norteño a más de 300 kilómetros al este de La Habana, donde nació y creció y se pasó toda una vida.
Juan Carlos era bajito de estatura pero inmenso para llevar la alegría a cualquier rincón del pueblo y montar el jolgorio sobre cualquier tema. Me acuerdo bien de Juan Carlos en mis años de infancia y juventud. Todos nos poníamos bobos escuchando a "La Cotorra" que no tenía para cuando acabar. Cuando se ponía a hablar fruncía permanentemente su frente amplia y sudorosa que guardaba tras de sí el tesoro de sus historias.

Juan Carlos Rosa Álvarez ("La Cotorra”), ya es leyenda de Caibarién. El martes 1º de mayo se volvió su día más ingrato porque un infarto se llevó para siempre y dejó un profundo vaho de tristeza sin que nadie –dentro y fuera de la isla– pudiera retractarse de la noticia sin evocar siquiera su costumbrismo callejero, sus carcajadas espontáneas y el tono de su voz rasgada animando las tertulias de las peñas parranderas y beisboleras en cualquier esquina de Caibarién (El Cayo).

Ya no quedará alma en aquel pueblo callado y costero que pueda reemplazar su aureola de hombre alegre a toda hora porque nadie niega en Caibarién que la fiesta era "La Cotorra".

Siempre andaba por los portales del pueblo sujeto a las caderas de la mujer que amó toda la vida y siempre estuvo a su vera: Ofelia "Ofelita" Balbin, a quien desafortunadamente una afección cardiorespiratoria le arrebató también la existencia días antes del martes ingrato que se llevó  a “La Cotorra”.

Ofelia Balbin era de los Balbin célebres de Puerto Arturo, los que dieron vida a aquella esquina caliente y bullanguera de Alonso y Malecón, el rincón que era una enjundia de alegría y felicidad con el espíritu siempre alegre de los Vicente Balbin, padre e hijo (Vicentico), aquella otra voz rasgada que también ya está con Dios. 

El portal de los sillones y las cervezas mas deseadas respirando el aire puro con el olor del salitre, y el ir y venir de los pescadores con sus vendutas marineras de pargos y de cuberas, de las minutas caseras y de cuanto manjar daba el mar. Eso era aquella esquina célebre donde nunca faltaba "Cotorra” con sus controversias coloquiales entre “Los Balbin” y cuanta gente se le plantaba.
Era lo mismo que pasaba en el número 22 de Jimenez (hoy el 911 de la calle 14) por dónde cada día se llena y se vacía el centro de la ciudad, un punto de encuentro donde nadie se retraía ante las ocurrencias espontáneas de Juan Carlos "La Cotorra".

PURA SANGRE CUBANA

Voy a contar todo lo que yo se de “La Cotorra”. No se si será por la sangre de sus raíces ese carismático espíritu que le acompañó en la existencia. Pero lo que muy pocos conocen en Caibarién es que Juan Carlos Rosa y Álvarez, era la viva mezcla de cubano y español porque tenía el Álvarez por su madre, María Justa la maestra que también es leyenda. Y a Maria Justa a su vez, le venía por su padre Constantino, un asturiano, tío de Manolín, el hombre que a Cuba llevó la radio, y los dos fueron nombres prolíficos en Caibarién. 

Por eso yo supe que Juan Carlos, hijo único de María Justa, nació y creció impregnado de la vivacidad castiza que le venía de su raíz maternal. Pero por los poros, al fin y al cabo, le brotaba pura sangre cubana. "La Cotorra” era un hombre de bien y caía bien por su particular simpatía. Era como su padre, Juan Rosa, otro hijo del pueblo, buen hombre y buen corazón porque así era el alma de "Los Rosa”, colorida como el Tocororo y locuaz como “La Cotorra”.

Ya solo queda su nombre como un personaje de leyenda, inolvidable y popular,  que se enamoró de la vida de la misma manera vivaz de parrandear que exteriorizaba todo el santo día. 

En fechas de festejos, los "cangrejeros" nativos de Caibarién salíamos a parrandear desde muy temprano y no parábamos hasta el siguiente día. En el centro de esos ambientes siempre estaba "La Cotorra”. Era alma, corazón y vida entre el ritmo impenitente de las congas, los toques de los tambores, las trompetas y  las gangarrias y el boom de las tumbadoras. Él, defendiendo a su barrio La Loma y extasiándose en La Marina. 

Al abuelo de Juan Carlos, lo llamaban también Constante, aunque todo un pueblo le conocía con el mote de «milhombres». De ahí le venía  a "La Cotorra” el ímpetu que le acompañó en la vida.

Constantino se ganaba la vida en el Caibarién de principios de Siglo, en el negocio que regentaba en una de las esquinas de más afluencia de la ciudad: Céspedes y Padre Varela. Juan Carlos también tuvo un paso vital por la vida empresarial de la cuidad. Hecho ingeniero brilló en sus años prósperos y fecundos como timonel del ICRM, una planta local de la industria siderúrgica nacional. 

La tienda del abuelo se llamaba La Covadonga como la Virgen, y al dueño asturiano le llamaban el rey de las ventas. "La Cotorra” no vendía nada, pero era el rey de la sorna y de la risa.

En la vida de sus ancestros no tenían cabida ni el pesimismo ni la pereza. ¿Qué no se podrá decir también de la que llevó Juan Carlos Rosa? Fue como el abuelo y la madre que lo parió, un emprendedor por la vida, afanado y luchador. 

La madre de Juan Carlos destacó toda una vida como educadora ejemplar. Estudió en la escuela elemental de los Hermanos Maristas, donde se formó Juan Carlos después. María Justa era orgullo de su hijo y todo un pueblo. Por eso hoy pocos no guardan un recuerdo suyo o, al menos, conservan ya para siempre la alegría de su mejor herencia.
Juan Carlos se fue el martes tras una vida plena. En sus últimos días le embargaba el desconsuelo desde la pérdida ingrata de "Ofelita”, su mujer. Lo sabrán mejor sus hijos, Juan Carlitos y Junior, pero mejor es el eco alegre con el que hoy lo despiden sus paisanos de Caibarién: "...extrañaremos sus porfías –dentro y fuera de Cuba– por la pelota y los dicharachos que utilizaba para bromear con todo el que pasaba, lo mismo a pie que en bicicleta o en carretón, por la acera o el portal de su casa de Caibarién",  escribió emocionado en desde Miami, Douglas DeDios, otro coterráneo innato que nunca lo olvidó.

La partida de Juan Carlos Rosa Álvarez de Caibarién, fue como una premonición del destino que la vida le tenía guardada. Él estaba de viaje en la Florida y una noticia nefasta le hizo acortar su estancia y retornar a la isla. No hace 15 días todavía fallecía Ofelita, su mujer. Juan Carlos se fue ayer en el mismo Caibarién, donde los dos se pasaron toda la vida.

Ay Caibarién!!, La Loma!!, La Marina!!; Puerto Arturo!! barrio mío, ayer se fue con el vuelo de la muerte ingrata, Juan Carlos “La Cotorra”, aquel que nos alegraba el alma y jamás nos hizo llorar. 

Gritaba, siempre gritaba, y era esa su cualidad divina. En realidad, su espíritu de la alegría lo sacaba a las calles todos los días. Por eso decía al principio que se calló para siempre Juan Carlos  "La Cotorra”, el alma parrandera de Caibarién, la villa que hoy también le llora.▪️
_________
Con esta crónica, además de mi admiración a un hombre bueno y agradecido, quiero expresar mi más sentido pésame a sus hijos, Juan Carlitos y Junior; a Tico y Chirri, los padres extraordinarios de la mujer que siempre amó; a su hermana Xiomara y a todos los Balbin numerosos de Caibarién. También a todos los que de alguna manera se contagiaron de su alegría. 

DEP Juan Carlos Rosa Álvarez, "La Cotorra" de Caibarién y su mejor tesoro, la eterna "Ofelita” Balbin.

📜 DÉCIMAS PARA EL HIJO PRÓDIGO
🅿️ara un cangrejero innato, recurrente y costumbrista como Juan Carlos Rosa Álvarez, no podía faltar un adiós en clave de décimas bien cubanas y bien pensadas como las que hace Noel Guzmán Boffill, porque él durará toda la vida, porque su vida está cogida por abajo, por la raíz, por la tierra húmeda y fecunda que lo engendró; está enraizada en el pueblo de cuyo espíritu se nutrió y al que tanto siempre amó: Caibarién. 
Adelante “Cotorra” en tu viaje largo y eterno cuando ya te has hecho leyenda. Ve directo a las estrellas que nosotros desde abajo estaremos riendo tus historias todavía. 
Hasta siempre, Juan Carlos!!
      ⚫️
«Cupido con la saeta,
dejaba la historia escrita,
con Juan Carlos y Ofelita,
y la tarea a un poeta.
El pintor con la paleta,
era un chapín en vaivén,
y la partida del tren,
esa fue tu despedida,
de dolor por esa herida,
que penetró en Caibarién.
      ⚫️
Décima con consonante,
hoy desde mi entraña asoma,
para el barrio de La Loma,
carroza que va adelante.
La mano te da Contante,
y Juan Carlos no declina,
y tu partida es espina,
que hiere los corazones,
por tus cuentos, mil razones,
de La Loma y La Marina.
   ⚫️
Mi verso es como un clarín,
como una flor sin corola,
de arena y de caracola,
y de Maratón sin fin.
Tiene de Ofelia Balbín,
y de ensueño y de modorra,
detente amigo no corra,
quiero que detenga el paso,
para brindarte un abrazo,
extraordinario Cotorra.
    ⚫️
Juan Carlos tiene de Rosa,
porque en el cortejo ido,
tiene de flor florecido,
por la vida caprichosa.
El sepulcro es una choza,
latitud del infinito,
te vas sin un solo grito,
amigo del redentor,
con la vida y el amor,
de tu pueblo Juancarlitos.
  ⚫️
Adiós amigo querido,
adiós noble cangrejero,
dolido está el pueblo entero,
Jesús Loyola está herido,
y tu pueblo está sumido,
bajo un mantón muy oscuro,
porque lo noble y lo puro,
de toda tu población,
no cabe en el Malecón,
Alonso, ni en Puerto Arturo.»
▪️Autor: Noel Guzmán Boffill Rojas.

▪️Fotos del sepelio tomadas del muro de Facebook de Víctor Hernández Delgado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deje su comentario aquí

La palabra hablada y escrita

En la antigua Roma, atrio era un espacio abierto en sus míticas casas cercado de pórticos y destinado a reuniones familiares y a los huéspedes. En las iglesias romanas, atrio se describía en un patio amplio que miraba al exterior. Atrio son los extensos corredores al aire libre que se disipan a la majestuosidad de muchos templos y palacios en la fisonomía de las grandes ciudades de este mundo.

Y eso es @trio press, un espacio permanentemente abierto a los acontecimientos que han rodeado y rodean la vida. @trio Press (ATP Foro de Noticias) es una ventana a la actualidad en todos los horizontes del quehacer humano, y que dibujaremos con la imagen, el sonido y la palabra hablada y escrita.

@trio press-foro de noticias es una plaza pública en la red, un epicentro de atención cultural e invitación constante al foro libre.

El atrio triunfó en Roma tal como el ágora en Grecia como punto de encuentro y opinión tras la caída de la civilización micénica en el siglo VIII (Antes de Cristo). Hasta nuestros días, la más famosa, el Ágora de Atenas, es la única belleza arquitectónica de la Antigua Grecia que conserva, al menos, su techo original. Y allí, como marcándole el paso del tiempo está al aire libre el extenso corredor, el atrio, que se disipa al Ágora de Atenas.

En honor a esa pauta primera del derecho al foro y a la opinión sale @trio press. Como un foro público, un espacio para difundir actualidades. Vamos a contar la historia que vivimos a partir del testimonio que es uno mismo. Queremos, sobre todas las cosas, encontrar los protagonistas del pasado y del presente del derrotero que es la vida.

Esto es @trio press el espacio donde invitamos a contar la historia, la de este mundo y que, a veces, pasa inadvertida. Contáctenos y cuéntenos lo que quiera en Atrio Press, el foro de noticias. Nosotros lo diremos tal como nos lo cuenten. Bienvenido a @trio press.

Archivo del blog