29 noviembre, 2010

LORCA EN CUBA, ALGUNAS APOSTILLAS / Especial Por Luis Machado Ordetx

El poeta en mi pueblo, Caibarién, 1930


«[…] Durante más de una hora mantuvo el interés del selecto auditorio que lo escuchaba y con un lenguaje elevado, finísimo, hermoso en la forma y más hermoso aún en el fondo...»
El Comercio


A la derecha, el Federico irresistiblemente amado por Cuba para toda la vida:
"Si me pierdo que me busquen en Cuba". Todo un dandi de su tiempo. Con este look hizo Lorca su periplo cubano de 1930 por las ciudades portuarias de Sagua la Grande y Caibarién. La foto corresponde a sus paseos ocasionales por el litoral cubano en la primavera del treinta, que le llevó también a Remedios y Santa Clara.

Un documental del ente televiso cubano en Caibarién. peca de incongruente en el viaje del poeta andaluz por tierras cubanas, probado y comprobado por la crítica especializada. El colega Machado Ordetx, desde la Isla, revela los desafueros con una historia de la que es estudioso puntual.

Incongruente historia
escrita con pasión


Por Luis Machado Ordetx
Cubanos de Kilates

Especial para ATP

García Lorca es misterio en determinados territorios de la región central de Cuba. Esa «incógnita» no la propicia el alejamiento del tiempo, y mucho menos su visita reseñada por la prensa periódica nacional a partir de la tercera década del pasado siglo.
Las causales residen en la ausencia, a veces, de fuentes documentales desperdigadas en archivos privados, carcomidos —¿algunos?— por la calidad del papel impreso, el estado de las conservaciones, el asedio de las polillas y hasta las irreverentes interpretaciones de los investigadores que, imposibilitados de hallazgos, apelan a invectivas.
El Caibarién de los años de Lorca
Al menos, en aquellos encuentros del poeta granadino con la intelectualidad y las poblaciones residentes Sagua la Grande y Caibarién —ocurridos entre finales de marzo y principios de abril de 1930, cuando acudió a esas ciudades invitado por las respectivas filiales de la Institución Hispano-Cubana de Cultura—, se tiene más de una duda en las formulaciones no esclarecidas por historiadores nacionales o foráneos. ¡Qué decir de las efímeras estancias en Santa Clara y Remedios, casi totalmente ignoradas!
Por suerte, la presencia del granadino en Cienfuegos es más preclara, gracias a la conservación de las colecciones de La Correspondencia y El Comercio, dos importantes periódicos de la Perla del Sur, así como por la denodada y exhaustiva investigación realizada por el historiador Florentino Morales a mediados de los años setenta del pasado siglo.
Ahora, acabo de «disfrutar» con dos años de atraso del documental «Lorca, historia de una pasión», una factura televisiva villaclareña —CNTV, Telecentro de Caibarién—, con guión y dirección artística de Ardelio Parrado, y la historia obliga a establecer algunas apostillas investigativas.
Menuda sorpresa al margen de las cualidades intrínsecas que acota el realizador en su empeño por reconstruir desde el punto de vista investigativo e historiográfico una parte de la estancia del poeta en Caibarién.
Caricatura del periodista,
escritor y crítico lorquiano,
Luis Machado Ordetx

Más allá de la transcripción textual de informaciones contenidas en algunas investigaciones publicadas antes de la fecha de producción del documental, persisten incongruencias historiográficas. Aclaro, es lícita la utilización de datos siempre y cuando se consignen las fuentes primarias; constituye un principio deontológico; ético, cosa que no aprecio en toda exactitud.
Sin embargo, llama la atención cómo la historia sigue viciándose en torno a la representación de García Lorca en Caibarién; también acontece en otros territorios cubanos. Al menos en unos 30 minutos que dura el documental, eso subyace en más de un momento.
El género escogido exige investigación; contraste de fuentes impresas, orales, testimoniales, y apego a lo verídico, a lo histórico, más allá de cualquier fijeza en la ficción o en la recreación artística. Tal apreciación sostengo cuando el poeta interpreta al piano la pieza «Lágrimas negras», bolero-son que Miguel Matamoros compuso en 1930, justo el año en que García Lorca arribó a Cuba; el viernes 7 de marzo. Ahí hay una ¡Tamaña incongruencia!
De más está decir, y lo demuestran muchos estudiosos —Ian Gibson, Nydia Sarabia, Juan Marinello, Adolfo Salazar, Luis Cardoza y Aragón y Ciro Bianchi Ross, entre otros—, en Cuba el poeta —en acto de divertimento y de apoyatura a sus disertaciones— interpretó al piano partituras de orígenes españolas, populares y fragmentos de La danza de la vida breve, de Falla; la melancólica Canción de otoño en Castilla, y la Canción de los cuatro muleros, un villancico pagano de la Navidad del Albaicín, en su entrañable Andalucía.
En cuanto a Caibarién, es cierto que La Opinión, diario de la Villa Blanca, indicó en titular de primera página del martes 18 de marzo de 1930: «Para el domingo 29 de marzo nos anuncia la Filial de Caibarién una conferencia por el gran poeta granadino Federico García Lorca, no habiendo escogido aún el tema de su conferencia.» Días después, El Meridiano, periódico de esa ciudad portuaria, consignó el tema de la disertación, gracias a la gestión que los directivos de la Hispano-Cubana de Cultura hicieron con sus homólogos sagüeros durante la visita que García Lorca hizo al Undoso entre el sábado 22 y el martes 25 de marzo de 1930.
Justo allí, Juan Marinello y Pepilla Vidaurreta, acompañantes del poeta, pactaron la presencia García Lorca en Caibarién; siempre para finales de ese mes. Ya en esa fecha el tópico que abordaría era conocido. Por tanto, no es como especifica Parrado al decir que constituyó una gestión en La Habana de los ejecutivos de la Villa Blanca con sus equivalentes nacionales.
En 2007 cuando la investigadora Nydia Sarabia publicó el libro Días cubanos de Lorca, reseña con nostalgia que aún desconocía el «tema que escogió» el andaluz en Caibarién. Gracias a un ejemplar de El Comercio, del viernes 4 de abril de 1930, facilitado por Feliciano Reinoso Ramos, despejé esa incógnita. Allí un comentario destaca: «[…] Durante más de una hora (el poeta) mantuvo el interés del selecto auditorio que lo escuchaba y con un lenguaje elevado, finísimo, hermoso en la forma y más hermoso aún en el fondo, evocó la figura del gran poeta granadino Soto de Rojas, olvidado ya en estos días, pero emocionalmente recordado por el joven e ilustrado poeta español.»
La conferencia de García Lorca se produjo en los salones de la Colonia Española, el domingo 30 de marzo, penúltimo día de mes, y realmente ¿desconozco? porqué Parrado dice que fue de noche, cuando en realidad transcurrió a las 9:00 de la mañana.
Tampoco ese suceso se desarrolló en el Liceo, tal como se expone. Incluso, no sé de dónde el escritor habrá “sacado” la escondida “historia” de la presencia del andaluz en el restaurante del Hotel España, sitio en que degustó la especialidad de la casa: la salsa de perro, receta culinaria, que dijo a sus acompañantes, llevaría a España. Eso último, solo aparece en una carta, todavía inédita, que escribió en 1949 el poeta y periodista Ramón Arenas Hernández, y que sepa, el realizador televisivo jamás ha consultado esa fuente documental.
Otras dudas quedan, meced al intento recreativo por reconstruir un acontecimiento histórico afirmado en Caibarién entre el sábado 29 de marzo y el miércoles 2 de abril de 1930. El documental «Lorca, historia de una pasión», no sé por qué refrenda aspectos referidos al efímero viaje del poeta a Remedios; en realidad no fue tan “breve” como circunscribe el guionista en aquel antológico encuentro con Juan Pérez Abreu y otros intelectuales villareños.
Tampoco creo muy coherente la inclusión de un trío musical difundiendo en una céntrica calle de Caibarién la inmortal canción «Longina», del mítico Manuel Corona. Esa melodía, casi conocida exclusivamente en predios habaneros después de 1918, no había alcanzado tal notoriedad en agrupaciones de pequeño formato del interior del país, con excepción que las interpretaciones que hizo el propio Corona y la trovadora María Teresa Vera.
No obstante, el documental de Parrado ya cumplió dos años desde que se difundió por vez primera, y ojala en virtud de la historia de Caibarién y también de Cuba, así como cualquier referencia al granadino García Lorca —por la cuota y universalidad que le corresponde—, sean limadas algunas inexactitudes, y de igual modo, otras referencias logren mayores esclarecimientos en ese muestrario investigativo que toca a todos al reconstruir una verdad insoslayable en la memoria cultural.
La historia puntual del paso de Lorca por Cuba AQUI:

GARCÍA LORCA Y CUBA: HISTORIA DE UNA PASIÓN
Una investigación del granadino Luís Morillo Vilches.
http://www.sfng.es/Articulos/lorcaycuba/lorcaycuba.html

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