नई दिल्ली / ਨਵੀਂ ਦਿੱਲੀ / نئی دلی /
Hoy he conocido de cerca Jaipur, la Ciudad Rosa del norte, me he contagiado con el bullicio de su gente, y la vedad que es de admirar el optimismo y la sonrisa con que enfrentan cada día.
En el estado de Rajastán ha habido tiempo también para llegar hasta Ciudad de Amber o Amér, una reverencia permanente a la diosa Ámbar.
El Fuerte y Palacio de Amber evocan un pasado de realeza que los indúes de esta región del norte siguen encarando, porque adoran sus tradiciones.
En AMBER se vive -lo he vivido yo- un espectáculo monumental, del que forman parte una serie de palacios desplazados en la ciudad.
El palacio principal fue construido por los Meenas durante la época del reinado del Raja Man Singh, con el objetivo de proteger la zona de invasores.
Fue sobrecogedor en Amber, que nos recibiera una manada de grandes elefantes, con los cuales y subidos a su lomo, pudimos realizar el ascenso hasta el mismo palacio de Amber.
Las vistasa allí son inigualables: se ve todo Amber y Jaipur con el encanto del lago Maotha.
La Sala de los Espejos de Amber está llena de pequeños espejos que antaño hacían posible el desplazamiento de la realeza con tan solo una vela debido al complejo diseño y la situación de los espejos. Además, el Fuerte Amber nos ofrece grandes jardines ideales para descansar y disfrutar del paisaje.
Seguiré pues en JAIPUR, al norte de la India.
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