25 marzo, 2013

SE APAGA UN GRAMMY: BEBO VALDES DE CUBA

EN MI VIAJE A LA INDIA
नई दिल्ली / ਨਵੀਂ ਦਿੱਲੀ / نئی دلی /

UNA NOTA NEGRA EN EL CAMINO

TU PARTIDA TIENE LAGRIMAS NEGRAS

••••••••••••El músico nacido en La Habana residía en España hasta que el Alzheimer se le agudizó y se fue a morir a Suecia, donde se estableció en los 60••••••••••••••••

Consternado he recibido en La India la noticia de la sorpresiva muerte del célebre músico cubano Bebo Valdés. El Alzheimer le devoró la existencia y no acabó haciendo lo que más le gustaba: tocar. Creo que la India o muchas partes de esta región del mundo estuvo a tiempo de escuchar su música.

Lo conocí una noche de Madrid y Bebo no hizo más que hacer derroche de su ternura, con el piano y en la persona. Ahora evoco mi encuentro con una gloria de Cuba cuando sólo queda su nombre para recordarlo.

El pianista y compositor falleció a los 94 años, en Suecia, adonde llegó en los sesenta. Un agravamiento del mal de Alzheimer que padecía acabó con su existencia.

Bebo, tuvo una larga y fructífera carrera en la que uno de los puntos altos fue la reunión con Diego El Cigala, con quien grabó en 1992 el disco Lágrimas Negras, que fue un éxito internacional y obtuvo varios Grammy. Hoy las lágrimas negras van por el, por la vida fecunda que nos legó.

Pianista, compositor, arreglador, director, Bebo sufría mal de Alzheimer, y aunque viajaba por el mundo, cuando su mal se agravó volvió a Suecia, donde residen algunos de sus hijos.

El fundador de Irakere, Chucho Valdez, es uno de sus hijos. Uno de las últimas producciones de Bebo fue precisamente junto a Chucho, con quien hizo un elogiado repaso por la música cubana.
en giras por varias regiones del planeta.

Conocido por sus allegados como Caballón (dada su estatura) Bebo Valdes interpretó jazz afrocubano, compuso mambos y le dio desde el piano una densidad inédita a los boleros que cantó El Cigala.

Abrazo europeo
al Patriarca del piano

Le conocí en 2008, tras un impactante concierto en Madrid en medio de una desbordante gira europea de música y acogida.

Entonces, la prensa -entre la que me incluyo- no dejó de elogiar permanentemente las actuaciones espectaculares de dos coterráneos -Bebo y Chucho- pero con el negro majestuoso como figura cimera.

Lo recordaré en sus tiempos europeos más vitales, cuando Bebo, siempre al piano, tanto en teatros, como en calles y plazas hacían gala de su música. Y en cualquier parte el patriarca era secundada con aplausos, y mucha respetuosidad ante una música que jamás agotará esas riquezas armónicas en que confluyen las huellas africanas y españolas como herencia única en la futuridad.

Gracias Bebo, por todo lo que nos legaste•••••••••••••••





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