El fotoreportero de El Mundo, Carlos García Pozo, cuenta en su diario las claves que le llevaron a conseguir este jueves, la que tal vez sea la foto más impactante del día de la proclamación de Felipe VI como Rey de España. Esta es su crónica.
«SÍ, CREO QUE ME MIRABAN A MÍ»
«Los Reyes alzan la cabeza y me saludan, eso quiero creer, aunque seguro que lo hacían un poco por inercia, disparo, una, dos, tres, cuatro fotos.... Sí, creo que me miraban a mí».
CARLOS GARCÍA POZO
Hay ocasiones en la vida en la que las circunstancias se conjuran. La mayor de las veces en nuestra contra. Otras pocas, muy pocas, la unión de oportunidad y fortuna nos reconcilian con nuestro mundo. Ésta es la historia de una foto importante para mí. Por su significado, no por su factura , me siento un privilegiado por haber tenido la ocasión de hacerla y compartirla. La manguera a presión del barrendero me salpica en la cara y salpica la bandera española que han colocado en las vallas de protección de la calzada en Gran Vía , siete de la mañana del día 19 de junio, día del EVENTO. La jornada anterior me la he pasado intentando conseguir una acreditación especial de fotógrafo para colocarme en la tarima que la organización ha instalado en Plaza España para gráficos. Es una posición oportuna para hacer la foto de la comitiva real tras la coronación del Rey Felipe VI , está bien, pero tengo otro plan en la cabeza, bueno, más bien a mi espalda: el edificio Madrid es una escultura hecha torre de infinitas plantas hacia el cielo . Allí la oportunidad me tiene reservada una habitación con vistas en la planta 21. He quedado con unos amigos que me ceden una panorámica de la ciudad espectacular, café y bollos, ¿qué más se puede pedir?. Son las 10.30 de la mañana, cuando termino de enviar algunas imágenes para ELMUNDO.es, me avisan: "¡Ojo, que vienen!". La comitiva real se desplaza hacia el Congreso, es foto para teleobjetivo muy largo , chula, bonita para alimentar la web mientras sucedan cosas más importantes; toca esperar, cambia la luz a peor, dura, de contra, un problema . Además el Rey se supone desandará el camino otra vez encapotado, veremos. Un café y un vaso de agua más tarde, un flamante Rolls Royce Phantom descapotable inicia, sedoso, su camino: Neptuno, Cibeles, Alcalá, Gran Vía... Plaza España. Ajusto el equipo mil veces , sensibilidad, velocidad, diafragma, toma de prueba, vista del histograma, corrección. Callao al fondo. Aparece el morro negro del coche, lento, una silueta se alza saludando. "Es el Rey, Viva el Rey", grita el público. El tiempo se detiene a golpe de click; no es tiempo de respirar, hay que encuadrar, enfocar, disparar, rápido pero lento. El vehículo avanza, cambio varias veces de cámara y lente, un 600, un 200, un 24 mm. descentrable... Todo parece suspenderse en el tiempo, pero no, ya están ahí, intercambio una lente más enfoco al coche, los Reyes alzan la cabeza y me saludan, eso quiero creer , aunque seguro que lo hacían un poco por inercia, disparo, una, dos, tres, cuatro fotos.... Sí, creo que me miraban a mí .
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deje su comentario aquí