21 septiembre, 2012

La lengua española transita hacia un porvenir sin fronteras

La RAE admitirá las palabras “tuitear”, “tuit”, “tuiteo” y “tuitero”, como antes hizo con “tableta”, “blog” y“libro electrónico”.

Oyeron a "Gabo". Simplificarla ortografía es ya una práctica 
HACIA UN LENGUAJE GLOBAL

Cuandoen los noventa, Gabriel García Márquez abrió la polémica con la simplificaciónde la ortografía, sus ideas traspasaron el mundo de los expertos y de losgramáticos, de los que leen o escriben.
 
"Yo sólo pretendí humanizar la ortografía, sólo pedí la simplificación de lagramática, no su supresión", se defendió entonces Gabo, pero las críticasle llovieron. Ahora la Real Academia Española (RAE), en un nuevo golpe de razónal señor de las palabras, anuncia que incorporará a su diccionario los términostuitear,tuit, tuiteo, y tuitero.


En la vigésimo tercera edición del diccionario quesaldrá en 2013, La Guía para los nuevos medios y las redes sociales admitirácomo parte de nuestra lengua las palabras “tuitear”, “tuit”, “tuiteo” y “tuitero”, losque se sumarán a los ya existentes “tableta”,“blog” y “libro electrónico”.
El "Gabo" vuelve a tener la razón.
 
"Gabo" había sentenciado que la humanidad entraría en el tercer milenio bajo elimperio de las palabras. Y entró. La simplificación de la ortografía es ya unanecesidad, un hábito, una práctica en cualquiera de las lenguas que imperan enel planeta.
 “Nunca huboen el mundo tantas palabras con tanto alcance, autoridad y albedrío como en lainmensa Babel de la vida actual”, reflexionaba García Márquez desmarcándose decierto enfrentamiento de la imagen con la palabra. “No es cierto que la imagenesté desplazándolas ni que pueda extinguirlas. Al contrario, estápotenciándolas”, y cita el escritor: “palabras inventadas, maltratadas osacralizadas por la prensa, por los libros desechables, por los carteles depublicidad; habladas y cantadas por la radio, la televisión, el cine, elteléfono, los altavoces públicos; gritadas a brocha gorda en las paredes de lacalle o susurradas al oído en las penumbras del amor”.
Lasimplificación de la que hablaba "Gabo" ha venido a demostrar con el paso de losaños que “el gran derrotado es el silencio”, subraya el Premio Nobel yargumenta: “Las cosas tienen ahora tantos nombres en tantas lenguas que ya noes fácil saber cómo se llaman en ninguna. Los idiomas se dispersan sueltos demadrina, se mezclan y confunden, disparados hacia el destino ineluctable de unlenguaje global”.
Lo que acaba de hacer la RAE no es más que orientarhacia el diagnóstico previsor sobre la lengua que ya había hecho GarcíaMárquez: “La lengua española tiene que prepararse para un ciclo grande en eseporvenir sin fronteras. Es un derecho histórico. No por su prepotenciaeconómica, como otras lenguas hasta hoy, sino por su vitalidad, su dinámicacreativa, su vasta experiencia cultural, su rapidez y su fuerza de expansión,en un ámbito propio de diecinueve millones de kilómetros cuadrados ycuatrocientos millones de hablantes al terminar este siglo. "Gabo" sigue teniendo la razón.
“Asimilemos pronto ybien los neologismos técnicos y científicos antes de que se nos infiltren sindigerir, negociemos de buen corazón con los gerundios bárbaros, los quesendémicos, el dequeísmo parasitario, y devolvamos al subjuntivo presente el esplendorde sus esdrújulas: váyamos en vez de vayamos, cántemos en vez de cantemos, o elarmonioso muéramos en vez del siniestro muramos. Jubilemos la ortografía,terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemosun tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en losacentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde digalágrima ni confundirá revolver con revólver. Y que de nuestra be de burro ynuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos ysiempre sobra una. [ Declaraciones deGarcía Márquez para La Jornada, México, 8 de abril de 1997]

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